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El futuro mostrará los resultados y juzgará a cada uno de acuerdo a sus logros.
Nikola Tesla
Los movimientos y otras acciones que llevamos a cabo siempre preservan la vida y, aunque aparentemente somos bastante independientes unos de otros, estamos conectados por lazos invisibles.
Como un hijo de mi patria creo que es mi deber ayudar a la ciudad de Zagreb en todos los aspectos con mi asesoramiento y trabajo.
El mundo se mueve despacio y es difícil ver las nuevas verdades.
Nuestras virtudes y nuestros defectos son inseparables, como la fuerza y la materia. Cuando se separan, el hombre no existe.
La tierra es un conductor de resonancia acústica.
La comprensión mutua sería enormemente facilitada por el uso de una lengua universal.
El científico no tiene por objeto un resultado inmediato. Él no espera que sus ideas avanzadas sean fácilmente aceptadas. Su deber es sentar las bases para aquellos que están por venir, y señalar el camino.
La presión de nuestras ocupaciones y la incesante corriente de impresiones que se vierten en nuestra conciencia a través de todas las puertas del conocimiento hacen que la existencia moderna sea arriesgada en muchos modos.
Todo mi dinero lo he invertido en experimentos para realizar nuevos descubrimientos que permitan a la humanidad vivir un poco mejor.
No creo que haya alguna emoción más intensa para un inventor que ver alguna de sus creaciones funcionando. Esa emoción hace que uno se olvide de comer, de dormir, de todo.
Si tuviera la suerte de alcanzar alguno de mis ideales sería en nombre de toda la humanidad.
El desarrollo progresivo del hombre depende vitalmente de la invención; es el producto más importante de su cerebro creativo. Su propósito último es el dominio completo de la mente sobre el mundo material, el aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza para las necesidades humanas.
Dejen que el futuro diga la verdad y evalúe a cada uno de acuerdo a sus trabajos y a sus logros. El presente es de ellos, pero el futuro, por el cual trabajé tanto, es mío.
Somos autómatas controlados totalmente por las fuerzas del medio, zarandeados como corchos en la superficie del agua, pero confundimos el resultado de los impulsos del exterior con el libre albedrío.
Nuestros primeros esfuerzos son puramente instintivos, de una imaginación vívida e indisciplinada.
La idea vino como un flash de rayos y en un instante la verdad se reveló.
La ciencia no es sino una perversión de sí misma a menos que tenga como objetivo final el mejoramiento de la humanidad.
Ansiamos nuevas sensaciones pero enseguida nos volvemos indiferentes a ellas. Las maravillas del ayer son los sucesos corrientes de hoy.
El individuo es efímero, las razas y las naciones vienen y se van, pero el ser humano permanece.
El presente es vuestro, pero el futuro es mío.
La distancia, que es el impedimento principal del progreso de la humanidad, será completamente superada, en palabra y acción. La humanidad estará unida, las guerras serán imposibles, y la paz reinará en todo el planeta.
Nuestros cuerpos son de una construcción similar y están expuestos a las mismas influencias externas. De esto se deriva una semejanza de respuesta y una concordancia de las actividades generales en las que se basan nuestras reglas sociales, nuestras leyes y demás.
La corriente alterna, especialmente de alta frecuencia, pasa con sorprendente libertad incluso a través de gases ligeramente enrarecidos.
Nuestros sentidos nos permiten percibir sólo una pequeña porción del mundo exterior.
Tenía una verdadera obsesión por terminar cualquier cosa que hubiera comenzado, lo que a menudo me ponía en dificultades. En una ocasión, había empezado a leer las obras de Voltaire, cuando averigüé, para mi desmayo, que eran casi cien volúmenes de letra diminuta, que aquel monstruo había escrito mientras bebía setenta y dos tazas de café negro al día. Había que hacerlo, pero cuando aparté de mí el último libro, me alegré mucho y dije:¡Nunca más!
A lo largo de espacio hay energía, y es una mera cuestión de tiempo hasta que los hombres tengan éxito en sus mecanismos vinculados al aprovechamiento de esa energía.
Cualquier persona, en mar o en tierra, con un aparato sencillo y barato que cabe en un bolsillo, podría recibir noticias de cualquier parte del mundo o mensajes particulares destinados sólo al portador, la Tierra se asemejaría, pues, a un inconmensurable cerebro, capaz de emitir una respuesta desde cualquier punto.
Desde la infancia me veía obligado a concentrar mi atención más allá de mí mismo. Esto me causaba mucho sufrimiento, pero, tal y como lo veo ahora, fue una bendición disfrazada, puesto que me enseñó a apreciar el valor inestimable de la introspección a la hora de preservar la vida, y como modo de progresar.
Se me considera uno de los trabajadores más dedicados y si el pensamiento es un equivalente de la tarea quizá lo soy, pues a él he consagrado casi todas mis horas de vigilia. Pero si el trabajo se interpreta como un rendimiento determinado durante un tiempo específico de acuerdo con una regla rígida, entonces puede que yo haya sido el peor de los haraganes.
La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenas a lo que está pasando dentro de sí mismas.