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La peor cárcel es la cárcel dónde te sientes bien.
Nicolae Iorga
Evita igualmente la amistad del enemigo y la enemistad del amigo.
Pierdes años en la vida y, frente a la muerte, mendigas un momento.
Un hombre grande, nunca es más grande que cuando está vestido en andrajos.
La pereza no es descanso, y por eso le falta la satisfacción.
Un hombre bueno, no es el que hace cosas buenas, sino el que se alegra por el bien.
Las buenas palabras, la sonrisa, y los hechos buenos, son los rayos del Sol, reflejados en el alma del hombre.
El dominio romano en Dacia fue una fuente de orden y bienestar.
La verdad es omnipresente, pero lo puede reconocer solamente el que lo busca.
Hasta ahora, el único camino que encontraron los hombres hacia la verdad, fue el error.
Dejar de luchar, por culpa de la corrupción que hay en tu alrededor, es como cortarte el cuello porque hay barro afuera.
Hay éxitos que rebajan y derrotas que engrandecen.
La modestia es para los estúpidos.
El valiente mira al peligro, el temerario lo busca, el loco no lo puede ver.
La verdad es como el agua fría, que solamente hace daño a los dientes estropeados.
Un hecho es historia solamente cuando ninguna de sus raices puede tocar al presente.
La mayoría de las veces, un hombre tiene varios caracteres: uno que él piensa que tiene, otro que el público piensa que tiene, y el tercero, que ni él, ni el público pueden comprender, y que es el verdadero.
La única ofensa que no puedes castigar es el discurso fúnebre.
La confianza sólo se pierde una vez.
Si puedes andar, ¿ para qué arrastrarte?
La vida no significa vivir, sino saber para qué vives.
Bueno de verdad, es solamente el que impide que se haga el mal en su alrededor.
Contrahacer bien es incluso más difícil que hacer.
El concepto de la muerte debe acompañarte en cada momento, para poder comprender el precio de la vida.
No digas nunca no es posible, empieza con: Vamos a ver.
Es un infame el que quiere ver a sus enemigos arrodillados en desfortuna.
Te pueden convencer realmente sólo tus propias ideas.
Hay perdones como azotazos en la cara.
Llegar a estar contento de ti mismo es un gran peligro.