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Un poeta comunista, progresista, revolucionario, el término no me interesa. Un poeta ligado al progreso de la humanidad debe crear obras de arte verdaderamente dignas de ese nombre.
Nazim Hikmet
El vivir no admite bromas. Has de vivir con toda seriedad, como una ardilla, por ejemplo; es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir; es decir, toda tu tarea se resume en una palabra: Vivir.
La separación se aproxima un poco más cada día, adiós para siempre amado mundo, y buenos días universo...
Si no consigo expresar bien, hermanos, Lo que quiero decirles, Tendrán que disculparme: Siento algunos mareos, me da vueltas un poco la cabeza. No es el alcohol. Apenas, es un poquito de hambre.
Gracias a ti todos los frutos se ofrecen a mi mano como si yo fuera el sol. Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza. Gracias a ti late mi corazón.
Nuestros días más hermosos aún no los hemos vivido. Y lo mejor de todo aquello que tengo que decirte todavía no lo he dicho.
Sucede que estamos en la cárcel sucede que nos acercamos a los cincuenta años, y que faltan dieciocho más para ver abrirse las puertas de hierro. Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos, es decir, con todo el mundo exterior que se halla tras el muro de nuestros sufrimientos.
La poesía es tan útil como el pan, la sal y el agua.
Hablo tanto de amor como de paz, de revolución y vida, de la felicidad, del destino, de la esperanza y la desesperación. Quiero que todo lo que es propio del hombre lo sea de mi poesía. Quiero que el que me lea pueda encontrar, en mí o en nosotros, la expresión de todos sus sentimientos.
Ya llega mi hora saltaré de repente al vacío sin conocer el estado de putrefacción de mi carne ni cómo los gusanos socavan mis ojos sin tregua ni descanso pienso en la muerte eso quiere decir que mi hora está próxima.
Ya vienen, Taranta Babú, los que han sido enviados a morir y matar, y el día en que regresen sus cruces de hojalata prendidas sobre sus ensangrentados vendajes en la grande y justa Roma subirán las acciones y las obligaciones y detrás de los que se fueron nuestros nuevos amos vendrán a despojar a nuestros muertos...
Un poeta revolucionario es un hombre que actúa: no debe únicamente reflejar el alma de su pueblo, sino que debe darle una dirección.
Cuando estuve encarcelado, comprendí otra cosa: que se puede tener a un solo hombre por todo auditorio y, a través de él, hablar a toda la humanidad. Sin gritar: en voz baja, con una entonación muy de charla, muy íntima.
En Estambul, escribía para que me lo imprimieran, para que me leyeran con los ojos. Pero en Anatolia comprendí que era preciso leer los poemas en voz alta, para el pueblo. Entonces me dediqué a escribir poemas sonoros, con rima y expresiones populares.
Quién sabe, tal vez no nos amaríamos tanto si nuestras almas no se contemplaran desde tan lejos. Quién sabe, si el destino no nos hubiera separado tal vez no estaríamos tan cerca uno de otro.
Estoy en la colina, mi corazón es como una balsa que se aleja en una separación infinita y va más allá de los recuerdos hasta el pesado mar sin estrellas en la noche cerrada y oscura.
A veces se hacen concesiones sobre las cosas secundarias. La vida es tal que no hay que hacer concesiones en las cosas esenciales.