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Apoyamos lo visible, lo incorporado, lo personal, lo narrado, y lo tangible; despreciamos lo abstracto.
Nassim Taleb
El beneficio de una empresa humana es, en general, inversamente proporcional a lo que se esperaba que fuera.
Un error no es algo que se determinará después del hecho, sino a la luz de la información disponible hasta ese momento.
No importa la probabilidad de un evento si sus consecuencias son demasiado costosas para afrontarlas.
Consideramos que es más importante ser prácticos y dar pasos tangibles, en vez de teorizar sobre el conocimiento.
No estoy de acuerdo con los seguidores de Marx y los de Adam Smith: la razón por la que los mercados libres funcionan es porque dejan que la gente tenga suerte, gracias al agresivo método del ensayo y error, y no dan a las personas recompensas ni incentivos por su destreza.
Mientras que en teoría, la aleatoriedad es una propiedad intrínseca, en la práctica, es información incompleta.
Los economistas son evaluados por lo inteligentes que pareceno, no siguiendo una medida científica de su conocimiento de la realidad.
Aquellos que toman decisiones en la economía y en el mercado deben jugarse la piel en ello y ser responsables de la falta de sus equivocaciones, no meros espectadores.
No parece que nuestra mente esté hecha para pensar y practicar la introspección.
A diferencia de lo bien definido, un juego preciso como la ruleta rusa, donde los riesgos son visibles para cualquier persona capaz de multiplicar y dividir por seis, no se observa el cañón de la realidad.
Lo pequeño es hermoso y eficiente al mismo tiempo, ya que a menudo el tamaño incrementa la fragilidad.
El primer paso para solucionar las crisis económicas y financieras es abolir el Premio Nobel de Economía.
En Economía... puedes disfrazar la charlatanería bajo el peso de las ecuaciones y nadie puede notarlo ya que no existe algo similar a un experimento controlado.
Pensamos mucho menos de lo que creemos.
La historia es opaca. Ves lo que ha resultado, no es el guión que ha producido los eventos, El generador de sucesos históricos no equivale a los propios sucesos, del mismo modo que para leer la mente de los dioses no basta con ser testigos de sus actos.
La probabilidad no se encarga de las excepciones, sino de la creencia en la existencia de un resultado, causa o motivo alternativo.
Piense en la economía como algo más parecido a un gato que a una lavadora, es decir, las políticas dirigidas a la estabilidad y la ausencia de ciclos están fuera de lugar, el Estado debe ser sólo un mecanismo de urgencia y no una niñera.
Protegerse de los riesgos es esencial. Pero de los de verdad.
Siempre me recuerdo a mí mismo que lo que se observa es como mucho una combinación de probabilidades y resultados, no sólo resultados.
Somos animales que buscan explicaciones, que tienden a pensar que todo tiene una causa identificable y que se agarran a la más destacada como la explicación. Pero es posible que no exista un porqué; es más, muchas veces no hay nada, ni siquiera un espectro de explicaciones posibles.
El método de 'ensayo-error' supera a los conocimientos académicos.
El problema radica en la estructura de nuestra mente: no aprendemos reglas sino hechos, y solo hechos. Desdeñamos lo abstracto; lo despreciamos con pasión.
La Economía es un disciplina narrativa y las explicaciones son fáciles de proporcionar a posteriori.
Las sucesiones de anécdotas seleccionadas para que se ajusten a una historia no constituyen una prueba. Cualquiera que busque la confirmación encontrará la suficiente para engañarse a sí mismo, y sin duda a sus iguales.
Regla de Wittgenstein: A menos que tengas confianza en la fiabilidad de la regla, si utilizas una regla para medir una mesa, también es posible que utilices la mesa para medir la regla.
El pasado no puede usarse para predecir el futuro.
Puede que no seas capaz de cambiar el mundo, pero al menos puedes conseguir entretenerte un poco y tener una vida más allá de la arrogancia epistémica de la raza humana.
A Benoit Mandelbrot, un griego entre los romanos.
También podemos crear Cisnes Negros con la ciencia, dando esperanzas a los demás de que no se producirá el Cisne Negro; y así es como la ciencia convierte a los ciudadanos normales en imbéciles.
No importa la frecuencia con la que algo tenga éxito si el fracaso es demasiado costoso de soportar.
Es muy probable que no sepamos qué va a funcionar, pero sí sabemos qué es lo que no funciona.
Como individuos, nos debería encantar el libre mercado, porque quienes operan en él pueden ser tan incompetentes como quieran.
El gran peligro de nuestro tiempo está causado por los remedios que ponemos para acabar con la enfermedad.
Debemos recompensar a la gente, no ridiculizarlos, por pensar lo imposible.
Cuantos más datos tengamos, más posibilidades tenemos de ahogarnos en ellos.
Mi principal afición es burlarme de las personas que se toman a sí mismos demasiado en serio por la calidad de sus conocimientos y que no tienen las agallas para decir a veces: No lo sé...
Benoit Mandelbrot es el poeta de la aleatoriedad.
Tendemos a aprender lo preciso, no lo general.
La estrategia de los descubridores y emprendedores es confiar menos en la planificación de arriba abajo y centrarse al máximo en reconocer las oportunidades cuando se presentan, y juguetear con ellas.