Imágenes
El ateísmo ha sido un principio destructor de toda organización social que niega al hombre la posibilidad del consuelo y toda esperanza.
Napoleón Bonaparte
Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.
En la guerra, como en el amor, para llegar al objetivo es preciso aproximarse.
Tan tranquilas son las personas honradas y tan activas las pícaras, que a menudo es necesario servirse de las segundas.
El gobernante debe tener energía sin fanatismo, principios sin demagogia y severidad sin crueldad.
Sólo la religión consigue que los hombres soporten las desigualdades de rango, porque tiene consuelo para todo.
Podemos recuperar el terrero perdido. El tiempo perdido, no.
Si Jesús no hubiera sido crucificado, no sería Dios.
Un hombre sin valor ni bravura es sólo una cosa.
A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla.
Actúo en política como en la guerra: distraigo a un flanco para batir al otro.
La independencia, lo mismo que el honor, es una isla rocosa sin playas.
En política hay que sanar los males, jamás vengarlos.
La victoria pertenece al más perseverante.
El método más seguro de permanecer pobre es, sin duda, ser una persona franca.
El verdadero carácter siempre aparece en las grandes circunstancias.
En las revoluciones hay dos clases de personajes: los que las hacen y los que se aprovechan de ellas.
Es intrínseco al carácter francés el exagerar, el quejarse y tergiversar los hechos cuando se está descontento.
Nada más imperioso que la debilidad cuando se siente apoyada por la fuerza.
Ningún pueblo ha tenido tantos reyes asesinados como Francia; ciertamente, no es un país fácil de gobernar.
No soy ni mucho menos ateo, pero no puedo creer todo lo que me dicen en contra de mi razón sin ser falso e hipócrita.
Lo que más me extraña de este mundo es la impotencia de la fuerza. De los dos poderes, fuerza e inteligencia, es siempre la fuerza la que acaba por ser vencida.
Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes.
Yo soy la señal o registro que marca la página en que la revolución se detuvo; pero cuando yo desaparezca, la revolución volverá la página y emprenderá nuevamente su camino.
No se gobierna con metafísica, sino con los resultados de la experiencia de siglos.
La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación, sus tropas y su patria.
Inglaterra y Francia tuvieron en sus manos la suerte del mundo, sobre todo la de la civilización europea. Cuánto mal nos hemos hecho y cuánto bien podríamos habernos hecho.
No hay distancia que no se pueda recorrer ni meta que no se pueda alcanzar.
Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado.
Es necesario que la moral y las ideas políticas de la generación que está formándose dejen de depender de la noticia del día o de las circunstancias del momento.
Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.
Si quieres tener éxito, promete todo y no cumplas nada.
A los hombres se les gobierna mejor aprovechándose de sus vicios que sirviéndose de sus virtudes.
Podemos detenernos cuando subimos, pero nunca cuando descendemos.
Hay cuatro cosas que ponen al hombre en acción: interés, amor, miedo y fe.
El hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental.
No es fácil emprender largas expediciones con franceses. ¡Francia es demasiado bella!
A partir de ahora, la verdadera fuerza de la República francesa ha de consistir en no admitir que exista una sola idea nueva que no le pertenezca.
Dos fuerzas guían al hombre, el miedo y el egoísmo.
La grandeza de Mahoma está en haber conquistado la mitad del globo en diez años, mientras que el cristianismo necesitó trescientos para establecerse.