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Me eduqué y nací en el gueto judío (Judengasse), hasta mis quince años, trataron de inculcarme el Talmud. Mis profesores eran personas crueles (Unmenschen), mis colegas eran mala junta, me inducían a pecar en secreto, mi cuerpo era débil, mi alma cruda. Aparte del Talmud tome clases privadas de alemán y francés. Después entre a mi adolescencia.
Moses Hess
Llegue amar a Rousseau más y más y admirarlo más que cualquier otro ser humano. Pero esto solo comprobó mi ignorancia -comencé a traducir al alemán una pieza (Emilio) que ya había sido traducida al alemán casi medio siglo antes- y solo después me entere que ya había una traducción en alemán publicada por el editorial Campe. Después deje la traducción y me dedique a leer escritores alemanes.
¿Un escritor? ¿Y que educación recibí? Ninguna. ¿Dónde estudie? En ninguna parte. ¿Que estudie? A quien le importa. A pesar de todo esto me hice un escritor inmediatamente, porque escribía más de lo que había leído, entonces pensaba más de lo que mi conocimiento me permitía.
Mi problema principal fue, naturalmente la religión, de aquí fui a los principios de la ética. La primera que examine fue mi religión positiva (ego. El Judaísmo). Se derrumbo. Decidí basarme en alguna religión natural, pero mi agonía era tanta que esta fundación también se derrumbo frente mis ojos. Nada, nada quedo. Era el ser humano más desgraciado en el mundo. Me hice ateo.
Tenía que dedicarme solo al Talmud, pero yo repudiaba el Talmud, a pesar que era aún un niño-judío creyente (Judenkind). Quería satisfacer mi deseo de ser activo, de hacer algo, este deseo busco un campo para sí mismo, ninguno se le ofreció. No quería ser un don nadie - de ahí entonces me hice escritor.