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Un jugador de ajedrez es primordialmente un actor. Se sienta en el escenario preguntándose qué jugada le va a agradar más a la concurrencia.
Mijaíl Tal
En este momento, ¡yo le podía comer hasta 3 piezas diferentes!. Alo que Tahl contestó sonriente: Cierto, ¡pero sólo podía comerme una pieza en cada jugada!
El ajedrez ocupa en mi vida un ciento por cien, más diez.
Tuve suerte porque 1960 fue bisiesto y pude ser campeón un día más. Pero eso no me preocupa, porque el título de campeón es provisional, mientras que el de ex campeón es eterno.
Si prohibiesen el ajedrez, probablemente me haría contrabandista.
Hay dos clases de sacrificios: los correctos y los míos.
El hombre acepta sin problemas que una máquina corra más que él. Pero, difícilmente aceptará, que piense mejor que él.
¿Qué representó para usted el cálculo de sus probabilidades de victoria en el Torneo de Portoroz? Para mí, el tablero de ajedrez es un campo de batalla y no los libros de un contador.
Los aficionados al ajedrez, los aficionados y los lectores sólo son felices cuando un gran maestro se arriesga, más bien que cuando se limita a mover los trebejos.