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El miedo es el verdadero comienzo del sentimiento religioso.
Mijaíl Bakunin
El considerar la existencia de muchos hombres igualmente inmortales, es decir, igualmente infinitos, y por encima de ellos un dios todavía más inmortal y más infinito es una incongruencia.
Los idealistas, cegados por el fantasma divino que han heredado de los teólogos, proceden de arriba a abajo, de lo superior a lo inferior. Totalmente contrario al orden natural.
Reemplazar la solidaridad natural por la práctica hipócrita y malsana de las comunidades religiosas, en las que bajo la apariencia de la caridad, cada cual piensa sólo en la salvación de su alma: egoísmo humano altamente refinado.
Algún día el yunque, cansado de ser yunque, pasará a ser martillo.
La libertad no puede ser realizada más que en sociedad y solo en la más estrecha igualdad y solidaridad de cada uno con todos.
Todo lo que vive tiende a realizarse en la plenitud de su ser. El hombre, ser vivo y pensante al mismo tiempo, para realizarse debe ante todo conocerse.
Yo (nosotros) buscamos la abolición del estado, la eliminación total del principio de autoridad y de tutela gubernamental, la cual, bajo el pretexto de hacer a los hombres morales y civilizarlos, lo hace, por lo contrario, avanzados, oprimidos y arruinados para siempre.
El Estado es un inmenso cementerio al que van a enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual.
El error común y fundamental de todos los idealistas es buscar la base de la moral en el individuo aislado.
Mientras exista una clase inferior, perteneceré a ella. Mientras haya un elemento criminal, estaré hecho de él. Mientras permanezca un alma en prisión, no seré libre.
En nombre de dios se maldicen todas las relaciones naturales humanas, incluida la amistad ya que el cristianismo solo permite amar en nombre de dios.
Al buscar lo imposible el hombre siempre ha realizado y reconocido lo posible. Y aquellos que sabiamente se han limitado a lo que creían posible, jamás han dado un solo paso adelante.
Todas las religiones, con sus dioses, han sido creadas por la fantasía crédula de los hombres, no llegados aún al pleno desenvolvimiento y a la plena posesión de sus facultades intelectuales.
La religión es demencia colectiva.
Misterios insondables, nos gritarán los teólogos. Tonterías insoportables, les responderemos nosotros.
Donde comienza el Estado termina la libertad del individuo, y viceversa.