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Creía acaso en la resurrección de la carne, a la manera judaica, no en la inmortalidad del alma, a la manera platónica. Las pruebas de esto pueden verse en cualquier libro de exégesis honrada.
Miguel de Unamuno
Muchas veces nos pesa la sinceridad de sopetón y explosiva.
No ves que me he pasado la vida soñando.
Ahora empiezo a meditar lo que he pensado, y a verle el fondo y el alma, y por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco.
La Compañía de Jesús y la República de Chile son las dos grandes hazañas del pueblo vascongado.
El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia.
Amor definido deja de serlo.
Es una ciencia divina la ciencia de la ignorancia; es más que ciencia, es sabiduría. El cuerpo sabe mejor que todos los fisiólogos cicatrizar las heridas, y el pueblo, que es el cuerpo social, sabe más que los sociólogos que le salen al paso y se empeñan en no dejarle dormir.
No me cabe en la cabeza que un hombre de veras no sólo se resigne a no gozar más que de esta vida, sino que renuncie a la otra, y hasta la rechace.
Los hombres gritan para no oírse.
Sólo los apasionados llevan a cabo obras verdaderamente duraderas y fecundas.
El cielo de la fama no es muy grande, y cuántos más en él entren a menos tocan cada uno de ellos.
Es en el aspecto religioso donde hay que ir a buscar lo más típico y lo más radical de un pueblo.
No existe peor intolerancia que la de la razón.
Leer, leer, leer, ¿seré lectura mañana también yo? ¿Seré mi creador, mi criatura, seré lo que pasó?
Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente.
Todo amor de mujer es, si verdadero y entrañable, amor de madre...
Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor.
Triste, con la tristeza del que sueña días de gloria.
Soñar no es esperar.
La vida es duda, y la fe sin la duda es sólo muerte.
Con maderas de recuerdos armamos las esperanzas.
¿Racionalizar la fe? Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de llegar a la libertad en Cristo.
Nada denuncia tanto la ordinariez del espíritu, la ramplonería y plebeyez del alma, como el apego a la comodidad.
Lo cierto es que creer en Dios es hoy, ante todo y sobre todo, para los creyentes intelectuales, querer que Dios exista.
El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.
Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.
Hablo de mí porque es el hombre que tengo más a mano.
Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones.
Creo en Dios porque creo a Dios.
La felicidad no es cosa fácilmente digerible; es, más bien, muy indigesta.
Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
Refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponernos a la crítica.
Nuestras doctrinas no suelen ser sino la justificación a posteriori de nuestra conducta, o el modo como tratamos de explicárnosla para nosotros mismos.
De la cuna nos viene la tristeza y también de la cuna la alegría...
Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.