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Estás más guapa, más sabia, más civil en otra etapa, cambiaste de perfil, y eso me encanta, me encanta, Madrid, por eso te canto, te canto, Madrid.
Miguel Cantilo
Demasiado volumen para un historiador mucho más para el numen de un cantautor, demasiado gigante el Quijote y el Cid para ser yo tú amante Madrid y sin embargo con resignación ya me hago cargo de tu cruel seducción.
Sudamérica es un pan para Eva y Adán, es un hombre de color que golpea un tambor, es el canto del indio en idioma español son los picos andinos elevándose al sol.
Anduve tantos caminos para encontrar mi destino, que ahora que piso su huella voy dejándome llevar como quien sigue una estrella voy dejándome llevar.
De donde estoy a donde voy sigo la línea de puntos que lleva al corazón.
No comienza mi día con la alborada sino con tu sonrisa desatada; no hay ocaso capaz de alzar estrellas si no haces sonrosar al cielo seria.
Tierna mujercita sumergida en las aguas de mi brazo torrencial beso mucha lluvia en tu sonrisa hay un arco iris tierno y precoz en el abanico de tu pestaña gris.
Cuando reventamos a coro abrazando codos de pie, empujando hombro con hombro una ronda de gente que exorciza su timidez baila y pisa y pisan sus pies.
Y los hombres han abierto sobre el cuerpo de la tierra cicatrices de países y ciudades de meta.
¿Qué le vas a hacer? Funciona así, así la entregan hay que usarla así, al menos hasta conocer esta sucesión de situaciones que es la vida, esto que nos pasa sin querer día tras día.
Roba el asaltante pero también roba el gobernante.
Ese sol es el mismo de ayer, pero vos podes ser alguien nuevo cada día. Amigo, no dejes que te haga bolsa los cambios de la palanca la caja del corazón. Si el mundo da vueltas en torno a un eje no lo imites que te vuelve aburrido como él.
¿De qué barro será esta nueva mamá? De su cruel orfandad el molde romperá y del horno saldrá su caliente verdad y el rayo preñará la tempestad.
Ya no puedo digerir que nos quieran medir con la misma vara a todos, la individualidad es la seguridad de las partes en el todo.
Ves aquellos hombres, corren sin ver, buscan una casa donde cambiar su piel.
Cuando se hacen las dos de la mañana, cuando se hacen las cuatro del amor, sus pupilas hamacan porcelana en ojeras de rímel y carbón.
Tejamos en el día un hueco de verdad, el libro de poemas toma apenas lo que el show o la serial y brinda todo aquello que un hombre puede dar, su lágrima, su dicha, su secreto sin horarios ni canal.
Y después está el silencia de la inmensidad, unas veces mar en calma y otras tempestad... Soy un náufrago sensual buceando con fervor tus playas de coral.
Hoy estás mejor que ayer, hay ciudades en tu ser, una civilización emergió como Atlántida en tu yo.
¿Qué es lo que tenemos en común con el árbol la piedra y la luz? Somos parte de lo mismo todos Dios y todos Unidad.
Hoy vivimos en el imperio de la cantidad. Cantidad de público, cantidad de discos, cantidad de conciertos y de premios. La calidad ha quedado relegada y eso es fácilmente comprobable examinando objetivamente los valores de las obras más vendidas y premiadas.
Tu cuerpo es una vía que recorro con mi tren, 'ta lleno de estacones que me copan de placer; me trepo a tus volcanes por la nieve de tu piel y cuando voy bajando, voy esquiando y para en todas ese tren lo tren y acaba en una terminal de lujo que nos tira en el andén.
Para acaparar sin parar van a depredar tierra y mar vida natural reino vegetal animal mundo mineral hay una amenaza letal; casi parece que las alimañas hieden y los campos se marchitan sin dar flor, que la naturaleza se retoba y cambia los parámetros del clima sombra y sol.
Ese sol es el mismo de ayer, pero tú puedes ser alguien nuevo cada día.
Si quiero sacudirte con la flecha de mi amor, te tengo que dar duro como el palo en el tambor; que grite la guitarra su alarido de placer y el bajo que penetre tus oídos con la furia de mi tren, loco tren, la banda es una máquina cargada con la furia de mi tren.
Catalina sabía el argumento de la sábana rota por amor, me soplaba la letra con su aliento y nos iba surgiendo esta canción.
¿Dónde está la plata que tenemos que cobrar para estar contentos y salir a disfrutar; dónde está el dinero que después de trabajar tiene que sobrarme para el gusto personal, para salir, para vivir, para gozar, para curtir o es que aquí sólo se puede subsistir?
No importa cuál tu camino y si es distinto del mío, basta saber que seguimos una misma dirección, vamos por rumbos distintos en la misma dirección.
Árboles de mi ciudad, corazones de madera algo de hombre y animal, en sus músculos espera y parece despertar con el viento en primavera, es la fuerza de la vida la que anima la energía en hombre planta y animal.
Sabes que nuestros hijos ya lo saben, sabes que crecerán y subirán. Pero que sea al sol, que sea al sol y si es en el campo mejor.
Que tenga para darte un beso que zambullirme por el cuerpo hasta encontrar tu voz en túneles de miel allí donde tu piel sin ropa de mujer ni ropa de varón me toque el corazón con ropa de varón para hacerte el amor.
Yo adoro a mi ciudad cuando las chicas con su minifalda parecen darle la mágica espalda a la inhibición popular.
Beso tu beso deteniendo el tiempo a ver si se detiene aquí la vida.
El milagro japonés no son los rascacielos anti sismo ni la tecnología digital, no son los trenes bala, ni el turismo que busca un harakiri cultural, es una madre con dos chicos en bicicleta, uno delante, el otro atrás por entre el tránsito de Osaka que la respeta con su frágil dignidad.
Sin abandonar una postura lítica, en estos textos he querido anunciar que a pesar del desencanto en que nos ha sumergido la dirigencia, ciertos grupos de individuos seguimos apostando al recambio humano, seguimos enfrentando al monstruo depredador, creyendo en la belleza, el amor y la libertad como arquetipos posibles.
El milagro japonés no es el confort no es el estrés, es su modo de reír, de saludar, de servir.
Será será una celebración cada regreso al hogar desembarcar en su muelle pasión y por un tiempo anclar.
Bronca porque matan con descaro pero nunca nada queda claro, bronca porque roba el asaltante pero también roba el gobernante.
Les venden los campos con gaucho adentro, exploran hectáreas, explotan los cerros a nuestro paraíso de la cordillera quieren convertirlo en área minera van a pudrir todo para llevarse el oro.
El amor aviva la verdad para quien lo toma y quien lo da, evapora la mediocridad y domina todo lo que está.