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Por medio del presente, el Grupo Pachuca lamenta profundamente informar que este mediodía del martes 4 de diciembre de 2012, el máximo símbolo de los Tuzos, Miguel Ángel Calero Rodríguez, ha fallecido.
Miguel Calero
Los mejores goles, los hice con el Deportivo Cali y con el Pachuca. Pero el mejor gol que recibí, fue olímpico y lo anotó Sandra, mi esposa, con mis dos hijos: Miguel Ángel y Juan José. El matrimonio es lo mejor que le puede pasar a un ser humano.
Me voy feliz, pensando en lo que hice y no en lo que dejé de hacer.
Cuando era niño mi madre decía: Si llegas a ser Monje, serás Papa. Si llegas a ser Pintor, serás Picasso. Si llegas a ser Soldado, serás General. Si llegas a ser Escultor, serás Miguel Ángel. Quise ser Arquero... y fui Calero.
Como arquero me equivoqué muchas veces, pero como persona nunca. Siempre fui leal y transparente.
Como esposo he sido ejemplar y como padre, según lo que me dicen mis hijos, he sido el mejor del mundo.
Deportivo Cali me enseñó que para caminar, primero hay que aprender a gatear.
Recogía a Miguel todos los días a las 6:15 a.m. en Santa Librada, ya que el vivía en La Loma de la Cruz, gracias a un cuarto que le pagaba la Escuela Carlos Sarmiento; llegábamos tipo 7:00 a.m. al colegio, a las 12:40 p.m. salíamos y lo dejaba en su casa a la 1:30 p.m. Luego nos veíamos de nuevo a las 3:00 p.m. en las canchas panamericanas. Fui su chofer durante 10 meses. Reynaldo Rueda.
Un día le miraron las manos y le dijeron que él no servía como delantero, que su futuro estaría como arquero. Recuerdo que ese día llegó muy contento y me dijo: Vieja, me voy para la portería, y ahí empezó su carrera. Blanca Rodríguez, madre de Miguel Calero.
Mi papá era hincha a morir de América, y de niño tuve simpatías fugaces por el rojo pero cuando me hice futbolista... verde que te quiero verde del Deportivo Cali, luego por el verdolaga del Nacional y todo lo que tenga que ver con el verde esperanza, rojo ni el teléfono.
A Sandra jamaś le di serenatas, no lo consideré necesario, es una mujer que siempre me ha dado amor y felicidad, la quiero, la adoro, la amo y la respeto. La mujer ideal, la esposa incomparable, única.
Si volviera a nacer me llamaría Miguel Calero, sería portero y vestiría, a huevo, los colores del Pachuca.
Mis padres querían que fuera economista, pero me incliné por el fútbol en el equipo que fue mi cuna: El Real Independiente de Ginebra. Jugué como defensa, mediocampistas, delantero y terminé siendo arquero.