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Acá para entre nosotros: hay ciertas cosas que he visto siempre ir de perfecto acuerdo: los ideales supracelestes y las costumbres infraterrenas.
Michel de Montaigne
El disfrute de los bienes de la fortuna, no su posesión, es lo que nos hace dichosos.
Sería preciso quitar todo momento oportuno a la importunidad.
Cada virtud sólo necesita un hombre; pero la amistad necesita dos.
El valor, lo mismo que las demás virtudes, tiene sus limites.
El que no esté seguro de su memoria debe abstenerse de mentir.
Tanto nos dejamos llevar del brazo de otros, que anulamos nuestras propias fuerzas.
¿Quién miró jamás lo antiguo que no alabara el tiempopasado y abominara del presente?
Debemos administrar la libertad de nuestro espíritu y no hipotecarla sino en las ocasiones precisas, las cuales, bien mirado, se presentan muy raras veces.
Si no acaba con la guerra, no es una victoria.
A nadie le dura el mal sino por su culpa.
Yo no cito a los demás más que para expresar mejor mi pensamiento.
Para no ser necio del todo es preciso ser algo loco.
Quien quisiera que el hombre no conociera el dolor, evitaría al mismo tiempo el conocimiento del placer y reduciría al mismo hombre a la nada.
El ejercicio más fructífero y natural de nuestro espíritu es, a mi juicio, la conversación. Encuentro su práctica más dulce que cualquier otra actividad de nuestra vida.
¡Oh, cuán dulce, blanda y sana almohada, donde reposar una firme cabeza, es la ignorancia y el carecer de curiosidad!
Rechazo toda violencia en la educación de un alma tierna que se adiestra para el honor y la libertad.
Prefiero que se me elogie menos, con tal de que se me conozca más.
No somos hombres, y no nos obligamos los unos a los otros sino por la palabra dada.
Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades.
Prohibirnos algo es despertarnos el deseo.
En el lenguaje, la rebusca de frases nuevas y de palabras poco conocidas proviene de una ambición escolástica y pueril. ¡Ojalá yo pudiera servirme nada más que de aquellas que se emplean en los mercados de París!
Busquen un reposo puramente espiritual aquellas personas de alma fuerte y robusta. Yo, que la tengo más vulgar, necesito de las comodidades corporales para mi sostenimiento.
Filosofar no es sino aprestarse a morir.
El que enseñara a los hombres a morir, los enseñaría a vivir.
El lenguaje que a mí me gusta, es un lenguaje sencillo y espontáneo, lo mismo en el papel que en la boca, un lenguaje suculento y nervioso, conciso y apretado.
La pobreza de bienes es fácilmente remediable, mas la del alma es irreparable.
La virtud no consiste en hacer grandes cosas, sino en hacer bien las pequeñas.
Una cabeza bien formada será siempre mejor y preferible a una cabeza muy llena.
Virtudtriste y sombría es el orden.
Existen determinadas ciencias, estériles y espinosas, en su mayor parte forjadas por la divulgación de la imprenta: lo mejor es abandonarlas a aquellos hombres que andan al servicio del mundo.
Aunque pudiera hacerme temible, preferiría hacerme amable.
Mándanos la razón seguir siempre por el mismo camino, pero no siempre al mismo paso.
Quiero más forjar mi alma, que amueblarla.
Algunos hay que no alaban sino aquello que creen poderimitar.
La cosa más grande del mundo es saber ser autosuficiente.
Hay menos problemas en controlar una familia que en gobernar un reino.
¿Qué ha hecho el acto genital a los hombres, tan natural, tan necesario y tan justo, para que no se atrevan a hablar de él sin vergüenza?
Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.
Dejemos que la naturaleza actúe a su aire; ella conoce su oficio mejor que nosotros.