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Nuestra tarea es sencillamente estar quietos lo suficiente como para dejar que Dios se apodere de nosotros y nos ame.
Max Lucado
La tragedia de la segunda mentira es que es más fácil decirla que la primera.
Esto es lo que hace el temor. Corroe nuestra confianza en la bondad de Dios. Comenzamos a preguntarnos si el amor vive en el cielo. Si Dios puede dormir durante nuestras tormentas.
La gracia es la voz que nos incita al cambio y que luego nos da el poder para llevarlo a cabo.
Dios no fabrica el dolor, lo que hace es utilizarlo.
En lugar de pedirle a Dios que cambie tus circunstancias, pídele que use tus circunstancias para que cambies tú. La vida es una materia obligada. Haz el máximo esfuerzo para aprobarla.
Una frase resume el horror del infierno: Dios no está allí.
Cada desafío, grande o pequeño te ha de preparar para la oportunidad que surja.
Asegúrate de que el casco de tus convicciones pueda sopor-tar el estrés de los choques.
La carrera del cristiano no es un trote por hacer ejercicios, sino una carrera exigente, agotadora, y algunas veces agonizante. Se requiere esfuerzo masivo para terminar con fuerza.
No dejes que te atrapen los pensamientos de corto alcance. Tus problemas no durarán para siempre.
La confesión es una dependencia radical en la gracia.
Queremos que nuestros jefes gusten de nosotros, así que les lisonjeamos. Lo llamamos adulación. Dios lo llama mentira.
Puedes amortiguar el temor, pero no lo puedes eliminar. Eso solo lo puede hacer la gracia de Dios.
La gracia crea determinación para hacer lo bueno, no permiso para hacer lo malo.
Cristo vivió la vida que nosotros no pudimos vivir, tomó el castigo que nosotros no pudimos tomar, ofrece la esperanza que nosotros no podemos resistir.
David se especializa en Dios. Él no ve al gigante; por el contrario, sólo ve a Dios.
Nuestro pasado nos presenta el futuro.
El temor es el único oponente real de la vida. Solo el miedo puede derrotar a la vida.
La historia de José está en la Biblia por esta razón: para enseñarte a confiar en que Dios supera el mal. Lo que Satanás intenta para mal, el Maestro Tejedor -y Maestro Constructor- lo redime para bien.
El amor del Señor no está condicionado al que le demostremos.
El secreto de ser como Jesús es poner nuestros ojos en Él. Trate de cambiar su mirada, alejándola de aquel que le hirió y fijando sus ojos en quien le salvó.
Confía en Dios en aquello que no puedes hacer. Obedece a Dios y haz lo que puedes hacer.
No podemos escoger si las tormentas van a venir o no. Pero sí podemos decidir dónde vamos a fijar la vista en una tormenta.
Cuando Cristo es grande, nuestros temores son chicos.
Nada promueve tanto el miedo como la ignorancia de la misericordia.
Queremos que la gente nos admire, así que exageramos. Lo llamamos estirar la verdad. Dios lo llama mentira.
El temor nunca escribió una sinfonía ni una poesía, negoció un tratado de paz ni sanó una enfermedad.
La misericordia nos perdona. La gracia nos corteja y se casa con nosotros.
Centrándose en sus gigantes, usted tropieza. Centrándose en Dios, sus gigantes caen.
La gracia del Señor nos invita, no nos exige.
Diosrecompensa a los que le buscan. No a los que buscan doctrina o religión, sistema o credos.
Tú no puedes ser lo que tú quieras. Pero puedes convertirte en todo lo que Dios quiere que seas.
En las manos de Dios lo que se planea para mal puede llegar a ser un bien.
Aceptar la gracia es aceptar el juramento de obsequiarla.
No veas a tus adversidades como una interrupción de la vida, sino como una preparación para vivir. Nadie dijo que el camino sería fácil ni que estaría exento de dificultades. Pero Dios usará cada tribulación para algo bueno.
A veces, Dios permite las tragedias. Él permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan desnudos. Le permite a Satanás que desate el caos. Pero no permite que triunfe.
El dinero es un fundamento inestable.
Tú eres el único tú que Dios hizo.
Dios lo ama tal como usted es. Si piensa que su amor por usted sería más fuerte si su fe lo fuera, se equivoca. Si piensa que su amor sería más profundo si sus pensamientos lo fueran, se equivoca de nuevo. No confunda el amor de Dios con el cariño de la gente.