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El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
Maurice Maeterlinck
El pasado siempre está presente.
Es pueril preguntarse dónde van las cosas y la gente. No van a ninguna parte y han llegado.
Si es una aventura miserable, todo el pueblo, toda la ciudad acude; pero si es un rayo de hermosura que viene a herir nuestro ojo, o un rayo de amor que viene a iluminar nuestro corazón, nadie se ocupa de ello.
Todo nuestro conocimiento nos ayuda meramente a morir de un modo más doloroso que los animales que nada saben.
Cada vez que perdemos el ánimo, perdemos muchos días de nuestra vida.
El dolor es el principal alimento del amor, y todo amor que no se alimenta con un poco de dolor, muere.
Es verdad, y este es el consuelo del justo, del héroe y del sabio; el destino sólo tiene imperio en ellos por el bien que ellos hacen. Los demás hombres son ciudades de cien puertas abiertas por las cuales cualquier cosa puede penetrar; pero el justo es una ciudad cerrada que sólo tiene una puerta de luz, y el destino no puede abrirla más que cuando logra que el amor llame a esta puerta.
Cuando ponemos en marcha nuestro reloj, ¿es tiempo lo que creamos o la hora de la muerte lo que alimentamos?
Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que importa conocer.
La palabra es tiempo y el silencio eternidad.
No hay que preguntar si los que lloran tienen o no tienen razón, sino sencillamente hacer lo que se pueda para que no lloren.
Todavía no nos conocemos, todavía no tuvimos la valentía de quedarnos juntos en silencio.
Es mucho más fácil, en general, morir por los otros que saber vivir para ellos.
Cuando uno dice que sabe lo que es la felicidad, se puede suponer que la ha perdido.
A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es probar a ser feliz dentro de ella, aceptándola.
Las abejas sólo trabajan en la oscuridad; el pensamiento sólo trabaja en el silencio; y la virtud, en el secreto.
No podemos tener una idea exacta del que jamás se calla.
En cada encrucijada del sendera que lleva al futuro, la tradición ha colocado diez mil hombres para custodiar el pasado.
La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada. y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
Y si me interroga en la hora final, dile que sonreí de temor a que él llorara.
Si usted ama, no es ese amor lo que forma parte de su destino: es la conciencia de usted misma que usted habrá encontrado en el fondo de ese amor lo que modificará su vida.
Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que aún no conocía.
Cada una de tus sonrisas me quita el peso de un año.
El Amor Materno: No, esta de hecho de besos, de miradas, de caricias. Cada beso que se da añade en él un fulgor de luna o de sol.
Digámoslo de una vez: No trata de evitar el dolor, porque el dolor es inevitable; se trata de escoger las consecuencias.
Para amar a una persona y perdonárselo todo basta con contemplarla un rato en silencio. A veces vivimos durante muchos años al lado de otra persona y sólo vemos de verdad en el momento de sobrevenirle una desgracia.
¿Sabemos qué sería una humanidad que no conociera las flores?
Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después.
Hay que decirle la verdad a alguien que va a morir... Es necesario que sepa la verdad, sin eso no podría dormir.
No hay nada que sea más amenazador que la felicidad, y cada beso que damos puede despertar un enemigo.
Qué manera tan extraña tenemos de empequeñecer las cosas tan pronto como tratamos de expresarlas en palabras.
Si el hombre fuera cien veces más inteligente, cien veces mejor, Dios sería en ese mismo instante cien veces más inteligente, cien veces mejor que el hombre.
Todas las madres son ricas cuando aman a sus hijos. No hay pobres, no hay feas, no hay madres viejas. Su amor es siempre la más bella de las Alegrías. Y cuando parecen tristes, basta un beso que reciban o que den para que todas sus lágrimas se conviertan en estrellas en el fondo de sus ojos.
No hay vidas pequeñas: cuando la miramos de cerca, toda vida es grande.
El dolor es el alimento esencial del amor; cualquier amor que no se haya nutrido de un poco de dolor puro, muere.
Si antes de besar a la persona amada habéis contemplado las estrellas, no la besaréis de la misma manera que si sólo habéis mirado las paredes de vuestra habitación.
El silencio es el sol que madura los frutos del alma.
Los grandes hombres y mujeres tienen confianza en el destino, conocen parte de su porvenir, porque son parte de su porvenir ellos mismos.
Los grandes episodios de la vida de las abejas, a saber: la formación y la partida del enjambre, la fundación de la ciudad nueva, el nacimiento, los combates y le vuelo nupcial de las jóvenes reinas, la masacre de los machos y el regreso del letargo del inverno.