Imágenes
Al encender la luz las sombras de las muñecas una para cada una.
Masaoka Shiki
El cielo claro, y la tierra esponjosa: primera arada.
En todo el monte hierbas nuevas reflejan el sol naciente.
Al chirrido de los insectos sale la luna el jardín oscurece.
Sobre las hojas verdes que cubren la montaña el sol pasea.
Sitio ilustre. Desyerba la tierra y lo ignora el campesino.
Un gran viento y repentinamente el estandarte se levanta.
La amapola florece y por la brisa del día desparramada.
Durmiendo sobre la piedra mariposa, ¿Sueñas tú de mí el infortunio?
La escuela de la alondra y la de la rana discuten sobre el canto.
La campana del templo para de sonar y brilla. ¡Ah! La luciérnaga.
Aguas termales. La Vía láctea en los cuerpos desnudos.
El mono es el hombre y la lección luminosa de la luna... ¿Buda?
Nos separamos y ahora me quedo solo a la sombra del árbol.
Bosque en verano. Del que penetra ni la más mínima huella.
Cuando se derrite la nieve. ¡Sueltan los caballos en el pueblito!
Maté una araña, ¡Soledad de noche fría!
El caracol levanta su cabeza: se me parece.
Cerezos en flor y recuerdos de seres queridos. Todos tan lejos de aquí.
Cuando para de cantar y vuela al fin vemos a la cigarra.
¿Venís a picotearme los ojos aún vivo, revuelo de moscas?
Sale la luna entre las hierbas y sopla el viento el canto del hototogisu.
¡Las flores silvestres del verano! En saga las bellas mujeres de muchas tumbas.
Que distinto el otoño para mí que voy para ti que quedas.
Soñando cada año en los crisantemos sueño por ellos.
La gran limpieza. Todos los dioses y Budas amontonados en la hierba.
Una extremidad apoyado sobre la montaña el río celeste.
Pintor de rosas las flores no son difíciles y las hojas peliagudas.
Ola de calor las flores del ciruelo se dispersan por el pedregal.
Toda la jornada sembré en el mismo lugar trabajando la tierra.
La playa. ¿Porqué hacer una fogata con esta luna de verano?
Las manzanas robadas que comí me produjeron dolor de estómago.
El río en invierno. El agua no es suficiente para cuatro o cinco patos.
Ninguna nube en el monte Tsukuba. Rubias libélulas.
El puente colgante en lo alto y en todas direcciones balancea la lluvia fresca.
Bajando del caballo en el viento de otoño pregunté por el nombre del río.
La nieve se derritió en la espalda del gran Buda.
Un canasto de flores abandonado y nadie en las montañas en primavera.
En la palma de la mano una luciérnaga. ¡Ah! Su frío reflejo.
Una baya roja rodó por la escarcha del jardín.