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El triunfo no esta en vencer siempre, sino en nunca desanimarse.
Marlene Dietrich
La guerra es un arte singular. Yo he sostenido sesenta batallas y no he aprendido más de lo que sabía cuando sostuve la primera.
Hay que desplegar más energía en los asuntos administrativos que en la guerra.
Hacer todo lo que se pueda es humano; hacer, todo lo que se quiera, sería divino.
Los soberanos deben perdonar las faltas y no olvidarlas jamás.
El imperio es la paz.
A los pocos meses de reinar los Borbones, os han convencido de que no han olvidado nada y que no han aprendido nada.
Cada edad nos da un papel diferente.
He de gobernar de acuerdo con el bien general, no de acuerdo con la voluntad general, que muchas veces no ve bien todos los problemas.
El día que mi madre muera solo tendré inferiores.
¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan.
Hay pícaros suficientemente pícaros para portarse como personas honradas.
Las novelas son la historia de los deseos humanos.
La inteligencia de un hombre no se mide de la cabeza al suelo, sino de la cabeza al cielo.
¡Dios mío! ¡Qué tontos son los hombres de letras!
La confianza es la mitad del triunfo.
Antes de pensar en la injuria que hemos recibido, hay que dejar pasar cuando menos una noche.
El médico y el sacerdote no deben pertenecer a una nación determinada y deben estar desprovistos de toda opinión política.
Francia, el ejercito, Josefina.
Nunca me desmayo porque no estoy segura de caer con elegancia.
La imaginación gobierna el mundo.
Uno debe temerle a la vida, no a la muerte.
Los hijos son siempre desagradecidos.
Con constancia y tenacidad se obtiene lo que se desea; la palabra imposible no tiene significado.
El matrimonio es, sin duda alguna, el estado de perfección social.
La actitud ociosa de un ejército es su más seguro camino hacia la derrota.
A veces hay que retroceder dos pasos para avanzar uno.
Imposible, es una palabra que sólo se la encuentra en el diccionario de los tontos.
No hay leyes posibles contra el dinero.
Una mujer hermosa agrada a los ojos; una mujer buena agrada al corazón; la primera es un dije; la segunda es un tesoro.
La palabra imposible no está en mi vocabulario.
Yo no merezco más de la mitad del mérito por las batallas que he ganado. Por regla general, son los soldados los que ganan las batallas y los generales los que se llevan la fama.
El hombre es como un número: sólo tiene valor por su posición.
Desde mis primeros pasos siempre me mandé a mi mismo.
¿Un acto cobarde? Tengan la seguridad que no tendría miedo de cometerlo si fuera para mi provecho.
Sólo el puño de esta espada pertenece a Francia, el filo es mío.
Nunca sabréis quiénes son vuestros amigos hasta que caigáis en desgracia.
La consecuencia de la anarquía es siempre el gobierno absoluto.
Si quieres que algo salga adelante responsabiliza a una persona. Si quieres que no se lleve a cabo responsabiliza a una comisión.
La vida es un pequeño sueño que se disipa.