Imágenes
Depende de nosotros que la buena literatura siga existiendo, por el goce incomparable que produce, y por lo fundamental que es si queremos tener un futuro en libertad.
Mario Vargas Llosa
La mayor parte de las veces, las llamadas penas de corazón, etcétera, son malas digestiones.
Cómo la cultura contemporánea prima el espectáculo. Lo que no pasa por el espectáculo no es cultura.
Cultura y religión no son la misma cosa, pero no son separables, pues la cultura nació dentro de la religión.
Lo peor era tener dudas y lo maravilloso poder cerrar los ojos y decir Dios existe, o Dios no existe, y creerlo.
El genio artístico o literario, no es -en ningún caso- garantía de lucidez política.
Nunca te dejes pisotear por nadie, hijo. Este consejo es la única herencia que vas a tener.
La eliminación física de la Bestia es bien vista por Dios si con ella se libera a un pueblo.
Suspiró, abrumado por los niveles de imbecilidad que padecía el mundo.
La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar.
Los que hacen mapas no saben que la Amazonía es como mujercaliente, no se está quieta.
Al igual que en los dominios del arte y la literatura, la desaparición de las formas en la vidasexual no significa un progreso sino más bien un retroceso que desnaturaliza la libertad y empobrece el sexo, rebajándolo a lo puramente instintivo y animal.
Pueden ustedes reírse de mí, cuando les dé la espalda.
Cruce de superhombre y bufón, el caudillo hace y deshace a su antojo, inspirado por Dios o por una ideología en la que casi siempre se confunden el socialismo y el fascismo -dos formas de estatismo y colectivismo- y se comunica directamente con su pueblo, a través de la demagogia, la retórica y espectáculos multitudinarios y pasionales de entraña mágico-religiosa.
Querría hacer el amor como los hipopótamos. Parece brutal, pero no lo es. Me emociona esa contradicción.
Digámoslo desde el principio: no hay gran literatura erótica, lo que hay es erotismo en grandes obras literarias.
Era una mujer a la que le habían dado esa hermosa voz para indemnizarla de algún modo por la aglomeración de equivocaciones que era su cuerpo.
La fuerza de la religión es tanto mayor cuanto más grande sea la ignorancia de una comunidad.
Padecemos menos dictaduras que antaño, solo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua.
Al Perú lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, sufrí y soñé.
Los hombres se empeñan en creer en Dios porque no confían en sí mismos. Y la historia nos demuestra que no les faltarazón pues hasta ahora no hemos demostrado ser confiables.
Mi experiencia política no fue grata, pero sí muy instructiva. Aprendí mucho sobre mi país (Perú), sobre la política y sobre mí mismo. No me lamento de esa aventura.
El desafío mayor que tiene la cultura de la libertad, de la democracia en nuestro tiempo, viene de los nacionalismos.
No creo que meter goles sea mucho más importante que pensar con claridad, que escribir una gran obra de teatro o escribir un hermoso poema o pintar un cuadro...
La única manera de saber si el novelista triunfa o fracasa, es si gracias a su escritura, la ficción se emancipa de su creador.
Los espectadores no tienen memoria; por esto tampoco tienen remordimientos ni verdadera conciencia.
El espectáculo se ha convertido en el valor de nuestra época. Ya no hay valores, nadie sabe qué cosa es buena, qué cosa es mala, qué cosa es bella, qué cosa es fea. Vivimos en una de las épocas más confusas de la historia.
Sin el cuidado de las formas, de ese ritual que, a la vez que enriquece, prolonga y sublima el placer, el acto sexual retorna a ser un ejercicio puramente físico -una pulsión de la naturaleza en el organismo humano de la que el hombre y la mujer son meros instrumentos pasivos-, desprovisto de sensibilidad y emoción.
No tengo gran admiración por los mártires, señor Casement. Ni por los héroes. Esas gentes que se inmolan por la verdad o la justicia a menudo hacen más daño del que quieren remediar.
Querer huir del vacío y de la angustia que provoca el sentirse libre y obligado a tomar decisiones como qué hacer de sí mismo y del mundo que nos rodea -sobre todo si éste enfrenta desafíos y dramas- es lo que atiza esa necesidad de distracción, el motor de la civilización en que vivimos.
Cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio. Refugio de tristes, nostálgicos y soñadores.
Pues la sola idea de cultura no significó nunca cantidad de conocimientos, sino calidad y sensibilidad.
Yo creo que la civilización es una buena cosa; pienso que hay que estar muy, muy sumido en la civilización para poder rechazarla y mitificar el mundo primitivo como lo hizo Paul Gauguin. Hay que estar realmente preparado para despreciar la civilización, y decir cosas como, por ejemplo, La corbata, qué tontería, qué intolerable signo de opresión!
Sin los buenos libros, seríamos peores de lo que somos, más conformistas, menos inquietos e insumisos, y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría.
Yo le expliqué que el amor no existía, que era una invención de un italiano llamado Petrarca y de los trovadores provenzales.
Para todo el mundo es más difícil vivir en la verdad que en la mentira.
El conocimiento tiene que ver con la evolución de la técnica y las ciencias, y la cultura es algo anterior al conocimiento, una propensión del espíritu, una sensibilidad y un cultivo de la forma que da sentido y orientación a los conocimientos.
En lo inmediato no creo que haya ninguna posibilidad para el Congo. Es el país que peor lo ha pasado en el África y probablemente en el mundo.
Hay días en que la recuerdo y me pregunto: ¿Qué estará haciendo? Hay noches en que la extraño y me pregunto: ¿Qué me estoy haciendo?
A lo largo de la historia, la democracia y la felicidad no han producido nunca gran literatura.