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Una reorganización drástica del hogar provoca cambios proporcionalmente drásticos en tu estilo de vida y tu perspectiva.
Marie Kondo
Mi criterio para decidir si conservamos un objeto es que debemos sentir felicidad cuando lo tocamos.
Se podría decir que ordenar ordena la mente, mientras que limpiar la limpia.
Deshacernos de cosas no es lo importante; lo importante es conservar las cosas que nos producen felicidad.
Solo hay dos opciones: o conservarlas o tirarlas. Y si queremos conservarlas, procuremos cuidarlas.
Lo que debemos atesorar no son nuestros recuerdos sino la persona en la que nos hemos convertido gracias a esas experiencias del pasado.
Nuestro objetivo debe ser crear un ambiente lleno de las cosas que nos gusten.
El acto de ordenar es enfrentarse a uno mismo; el acto de limpiar es enfrentarse a la naturaleza.
La necesidad de señalar el desorden ajeno suele ser una señal de que estás descuidando el orden de tu propio espacio. Por eso debes empezar por eliminar tus propias cosas.
El orden depende de valores extremadamente personales sobre cómo desea uno vivir.