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Para el elogio corre nuestra pluma rápidamente. Cuando se trata, empero, de vituperar, sólo a fuerza de horas podemos dar concluído a la prensa el artículo más conciso.
Mariano José de Larra
¡Bienaventurado todo aquel a quien la mujer dice "no quiero", porque ése, a lo menos, oye la verdad!
Ley implacable de la naturaleza: o devorar, o ser devorado. Pueblos e individuos, o víctimas o verdugos.
¡Ay de aquel día en que no haya nada que hacer, en que no haya nada que aclarar!
Nunca está el corazón más dispuesto a recibir impresiones que cuando esta triste: los amigos, los parientes que quedan atrás dejan un vacío immenso. ¡Ah! ¡La naturaleza es enemiga del vacio!
¡Bienaventurados los que no hablan; porque ellos se entienden!
En el matrimonio es preciso contar con cualidades que resistan, que duren, y las grandes pasiones pasan pronto; al paso que una condición apacible en todos tiempos es buena.
Es muy difícil convencer al que está persuadido de que no se debe convencer.
Ni ve que su mismo fuego presto su beldad destruye, y que donde el goce empieza el placer allí sucumbe.
No se llama locos sino a aquellos cuya locura no está en armonía con la de los más.
Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Quién ha muerto en el? Leamos. ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!
No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar.
La diferencia que existe entre los necios y los hombres de talento suele ser sólo que los primeros dicen necedades y los segundos las hacen.
Es gloria el rendimiento y no flaqueza y es dichoso el que puede obedeciendo obedecer al menos a una hermosa.
¿Quién no ha abandonado alguna cosa que le importase por otra que le gustase?
El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio. Pero vasto cementerio donde cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria de una esperanza o de un deseo.
Somos nobles, lo que equivale a decir que desde la más remota antigüedad nuestros abuelos no han trabajado para comer.
La verdad es como el agua filtrada, que no llega a los labios sino a través del cieno.
Ser liberal en España es ser emigrado en potencia.
¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.
Hay cosas que no tienen solución, y son las que más.
Ningún escritor ha escrito nunca para los que no saben leer.
En este mundo, para conservar amigos es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios.
Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.
Muchos creen por desgracia que basta una ilustración superficial, cuatro chanzas de sociedad y una educación falsamente despreocupada para hacer feliz a una nación.
Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado.