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Nosotros no podemos triunfar en nada. El triunfo siempre es solo el de Él.
María Vallejo-Nágera
De todas las oraciones, la más meritoria, la más aceptable a ojos de Dios, es aquella que ofrecemos por los difuntos, porque en ella se implican todos los esfuerzos de la caridad, tanto a nivel físico como espiritual.
Mientras que Dios es suma perfección, orden, unión y paz, el demonio o Satanás es desunión, imperfección, caos y guerra.
La oración no es una fórmula mágica para solucionarproblemas personales, familiares o mundiales. Es un llamado a una relación de amor con Dios.