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Y cuando Satanás suscitaba oposiciones y contradicciones, que al principio han sido mayores de lo que pudiera deciros, su bondad me levanta el ánimo con aquella amorosa palabra que infundía en mí una confianza y seguridad inquebrantables: ¿Qué temes? Reinaré a pesar de Satanás y de todo lo que a ello se oponga.
Margarita María de Alacoque
Un viernes, en la Sagrada Comunión, dijo estas palabras a su indigna esclava: Te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos los que comulguen Nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia y sin haber recibido los Sacramentos; mi Divino Corazón será su asilo seguro en el último momento.
Pensadlo bien. Cuando se trata de hacer votos va en ello la salvación; porque bien sabéis que los votos dan un nuevo mérito o demérito a nuestras acciones.
¡Si pudierais comprender cuánto mérito y gloria hay en honrar a este amable Corazón del adorable Jesús, y cuál sería la recompensa de aquellos que después de habérsele consagrado no pretenden sino honrarle! Sí; me parece que esta sola intención dará más méritos a sus oraciones y las hará más agradables delante de Dios que todo lo que pudieran hacer por otra parte, sin esta aplicación.
Paréceme también que uno de los mejores medios para nuestro adelantamiento en la perfección, es el examen particular sobre el defecto con el que nos hemos propuesto acabar, o sobre la virtud contraria que deseamos adquirir; y apuntar nuestras faltas en un cuadernito, para imponernos al fin de cada día alguna penitencia por ellas.