Imágenes
Les gusta eso del antes y el después. Es el arte de lo posible. Pero sin garantías, por supuesto.
Margaret Atwood
Estos barrotes y estas paredes están aquí para algo -insistió Crake-. No es para que nosotros no entremos, sino para que ellos no salgan. A la humanidad le hacen falta barreras en las dos direcciones.
Vivíamos, como era normal, haciendo caso omiso de todo. Hacer caso omiso no es lo mismo que ignorar, hay que trabajar para ello.
El campo de estudio adecuado para la humanidad es todo.
No hay nada peor que un adjetivo del año anterior.
Podría llamarse esperanza. O desesperación.
Y así fue el resto de su vida. Se sentía como si lo hubieran invitado a una fiesta cuya dirección no lograba encontrar. Seguro que alguien se estaba divirtiendo con todo aquello, con la existencia que llevaba, pero de momento ese alguien no era él.
Hacer caso omiso no es lo mismo que ignorar, hay que trabajar para ello.
El sexo es como el alcohol. No conviene obsesionarse con él tan temprano.
¿Por qué tiene la sensación de que se ha traspasado una línea, de que se ha transgredido una frontera? ¿Cuánto es demasiado? ¿Cuándo se ha ido demasiado lejos?
No se puede comprar, pero tiene un precio -dijo Oryx-. Todo tiene su precio.
Desearía no sentir vergüenza. Me gustaría ser una descarada. Me gustaría ser ignorante. Entonces no sabría lo ignorante que soy.
Todo el mundo aspira a la perfección -le dijo el hombre-. En uno mismo. Y que nos indiquen los pasos que se deben seguir - intervino la mujer. Con una simple orden - prosiguió el hombre. Con palabras de aliento. Y una actitud positiva - concluyó la mujer.
¿Y? Pues que eso es el arte para el artista -concluyó Crake-. Una tubería hueca. Un amplificador. Un truco para llevarse a alguien a la cama.
En fin, tal vez no existían soluciones. La sociedad humana, aseguraban, era una especie de monstruo, y sus principales subproductos eran los cadáveres y los escombros. Nunca aprendía, siempre repetía los mismos errores estúpidos, siempre escogía los beneficios inmediatos a costa de un sufrimiento a largo plazo.
No soy la justificación de tu existencia.
Mejor nunca significa mejor para todos.
Jimmy, seamos realistas. No es posible garantizar un mínimo acceso de la población a los alimentos si ésta se expande indefinidamente. El Homo sapiens sapiens no parece capaz de limitar su propagación. Es una de las pocas especies que no limita su reproducción ante la escasez de recursos. En otras palabras -y hasta cierto punto, por supuesto-, cuanto menos comemos, más follamos.
Vive el presente, saca el mayor partido de él, es todo lo que tienes. Tiempo para hacer el inventario.
La naturaleza es a los zoos lo que Dios a las iglesias.
Cuando evocamos el pasado, escogemos las cosas bonitas. Nos gusta creer que todo era así.
¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente.
Uno sólo puede sentir celos de una persona que tiene algo que debería pertenecerle a uno.
Cuando estas palabras se le hayan ido de la cabeza, se perderán para siempre. Como si nunca hubieran existido.
¿Cuánta innecesaria desesperación estará causada por una serie de desencuentros biológicos, por un mal alineamiento de las hormonas y las feromonas? La consecuencia de ello es que la persona a la que tan apasionadamente amas no te ama a ti, no puede amarte. En tanto que especie, somos patéticos en ese sentido: monógamos imperfectos.
Son sentimientos que le sobrevienen sin motivo, destellos de felicidad irracional. Seguramente se debe a la falta de vitaminas.
Sólo se puede pensar claramente con la ropa puesta.
Basta con la supresión de una sola generación. Una generación de lo que sea: escarabajos, árboles, microbios, científicos, francófonos, yo qué sé. Si se rompe el vínculo en el tiempo entre una generación y la siguiente, el juego concluye para siempre.
Intelectualmente, tu amigo es muy digno -comentaba su madre-. No se miente a sí mismo.
Mejor nunca significa mejor para todos, comenta. Para algunos siempre es peor.
El hambre posee una virtud: al menos te hace saber que sigues vivo.
Cuando de las civilizaciones no quedan más que las cenizas -replicó-, el arte es lo único que perdura. Las imágenes, las palabras, la música. Las estructuras imaginativas. El sentido (el sentido humano, vaya), se define en virtud de ellas. Eso tienes que admitirlo.
Hay muchos acontecimientos importantes que pasan a espaldas de la gente, sin que ésta tenga ocasión de presenciarlos: el nacimiento y la muerte, por ejemplo. O el abandono momentáneo que conlleva el sexo.
Tiene que encontrar más y mejores maneras de ocupar su tiempo. Su tiempo, qué idea tan absurda, como si le hubieran dado una caja de tiempo que le perteneciera sólo a él, llena hasta el borde con horas y minutos, que pudiera gastar como si se tratara de dinero. El problema es que la caja está agujereada y el tiempo se le escapa, haga lo que haga con él.
No sabe qué es peor, un pasado irrecuperable o un presente que lo destruirá si lo observa con demasiada atención. Luego está el futuro. Puro vértigo.
Si lo que le apetece es ser un capullo, que lo sea. Son millones los que eligieron ese mismo camino antes que él.
Por la imaginación -respondió Crake-. El hombre puede imaginar su propia muerte, la ve venir, y la simple idea de la muerte inminente actúa como afrodisíaco.
Se pasaban los primeros tres años de colegio diciéndote que fingieras esto o que fingieras aquello, y el resto de cursos castigándote si lo hacías.
Las aves, por ejemplo, limitan el número de huevos, o incluso dejan de aparearse, en épocas de escasez. Concentran todos sus esfuerzos en mantenerse vivas hasta que los tiempos mejoran. En cambio los seres humanos tienen la esperanza de meter su alma en otro, de crear una nueva versión de sí mismos y vivir así eternamente.
El futuro se presentaba ante él como una sentencia, pero no de cárcel sino de palabras interminables, plagada de subordinadas innecesarias, como solía decir con ácida ironía en los bares y los pubs del campus que frecuentaba. No es que el futuro que le esperaba le entusiasmara precisamente.