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No te puedo decir si voy a llegar a ser el número uno, eso lo dirá el tiempo.
Marcelo Ríos
Siempre acepté las críticas con fundamento, pero es bastante triste cuando escucho a comentaristas de TV que me critican por haber pegado una paralela cruzada.
Para mí es muy triste aceptar que tengo que dejar el tenis, que ha sido la gran pasión de mi vida. Tengo 28 años y le he dedicado 20 al tenis. Para mí ha sido una forma de vida.
Los americanos dicen que nunca he ganado un Grand Slam, pero nunca mencionan que Pete Sampras jamás ha ganado un torneo de arcilla.
El momento que más me marca es cuando gano el primer torneo ATP, en Holanda. Ahí desperté y dije: chuta que es fácil.
No puedo pedir más: estar número uno y con todos los chilenos apoyándome.
Los mejores torneos siempre se juegan en canchas rápidas. Es difícil cambiarlas, pues hay muchos norteamericanos mandando la ATP.
Sigo pensando que el pasto es para las vacas.
Algo que realmente me emociona es ver que la gente humilde me quiere.
Después de Fernando González y Nicolás Massú habrá sequía en el tenis chileno, tal como pasó después de Hans Gildemeister.
En Roland Garros nadie quiere que tu ganes, y si ganas nadie te felicita. Nadie te pesca en verdad.
Creo que es difícil sacar jugadores, encontrar un partner en Copa Davis o que lleguemos algún día a estar en el grupo mundial si no se les da la oportunidad a jugadores jóvenes ahora que les va bien.
Yo no tengo ningún ídolo en el tenis.
Si hubiese jugado con Nadal le doy un paseo.
Nunca me he puesto a pensar lo que pienso durante un partido.
El hecho de entrenar seis horas diarias, ya es ser diferente. Vivo otra vida, estoy metido en otro mundo: todo el día es tenis y tenis.
Cuando entré al circuito, mis papás me pusieron metas, ellos tenían que pagar todo al principio. El primer año tenía que estar entre los 300, el segundo entre los 200 y así... Al primer año quedé 90.
Nunca me imaginé que jugando tenis iba a tener todo lo que tengo hoy.
Los espectadores ven hoy un buen saque, a veces una buena devolución y eso es todo.
Arrastraré la lesión de por vida.
Cuando entreno y le estoy pegando bien a la pelota, no me interesa contra quién esté jugando.
No porque deje el tenis me voy a preocupar ahora de ponerme en la buena con la gente. No tiene sentido.
Siempre estaré dispuesto a jugar por Chile.
Discúlpenme, no estoy feliz.
Hace rato que me vienen comparando con Guillermo Vilas y para ser sincero no lo conozco mucho. Lo único que sé es que él fue número 2 y yo soy el 1.
Siempre me gustaba jugar con gente que tenía más ranking que yo. Era como entretenido ganarle a alguien que estaba arriba tuyo. Eran los triunfos que más me gustaban.
Una de las cosas lindas de este deporte, es que constantemente te entrega revanchas.
Me siento igual que como si fuera 100.
Lo más fome era jugar con los gallos grandes, que sacan bien, que no te dan posibilidad de nada, son tipos que viven de puro sacar, de fuerza.
No lo puedo disimular. No puedo ni quiero ser como todo el mundo, un darling.
Siempre estoy esperando jugar campeonatos, eso me gusta. Entrenar es fome.