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A partir de cierta edad, bien por amor propio o bien por astucia, las cosas que más deseamos hacemos como que no nos importan.
Marcel Proust
Cierta aristocracia, educada desde la infancia para considerar su nombre como una ventaja interior que nada puede quitarle, sabe que puede evitarse -pues nada le añadirían- los esfuerzos que sin resultado posterior apreciable hacen tantos burgueses por profesar sólo opiniones bien consideradas y frecuentar sólo a personas bienpensantes.
Cuando nos vemos al borde del abismo y parece que Dios nos ha abandonado, ya no vacilamos en esperar de él un milagro.
La gente desea aprender a nadar y al mismo tiempo mantener un pie en tierra.
La persistencia de una costumbre está ordinariamente en relación directa con lo absurdo de ella.