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La felicidad... Eres mujer, y por lo tanto esquiva.
Manuel Puig
No es más que un hombre pero que su amor a la patria le quita todo miedo, ése es su secreto, el afán de luchar por su patria lo vuelve invencible, como un dios, porque desconoce el miedo.
La muerte es lo peor porque la gente te olvida.
Que las mujeres no lo querían dejar... Por las cosas que pasan en la cama. -Pero, Mabel, yo no estoy de acuerdo. Las mujeres se enamoran de él porque es muy buen mozo. Eso de la cama, como decís vos, no. Porque hablando la verdad, una vez que se apaga la luz no se ve si el marido es lindo o no, son todos iguales. - ¿Todos iguales? Nené, vos no sabés entonces que no hay dos iguales.
Pero lo que me ha tornado irritable es la duda: ¿Lo quiero o no lo quiero? Últimamente ha surgido un nuevo personaje en discordia: un joven estanciero de origen inglés, menos apuesto que él pero de trato agradable, se ha valido de su amistad con papá para introducirse en casa y dirigirme palabras galantes. Y he aquí la disyuntiva...
¿Y sabes qué otra cosa sentí, Valentín? Pero por un minuto, no más. - ¿Qué? Habla, pero quédate así, quietito...-Por un minuto sólo, me pareció que yo no estaba acá... Ni acá, ni afuera... - Me pareció que yo no estaba... Que estabas vos sólo. -O que yo no era yo. Que ahora yo... Eras vos.
Nunca es agradable vivir el fin de algo.
Y como si no bastara con el sueño que llevo en mi alma -y que henchida me empuja como un huracán de popa- otro sueño se proyecta en la pantalla, otro sueño de otra u otro que como yo... Se apresta a amar, ama, o recuerda haber amado.
Lo único que le pido es que si está decidida a no escribirme más, por lo menos me mande esta carta de vuelta, abierta se entiende, en prueba de que la leyó. ¿O será mucho pedirle?
Que lo pases bien en la estancia, estudia inglés y trata de aprender por último, nunca al principio, la palabra yes, que significa... ¡Sí! Usando poco ese monosílabo conquistarás al mundo...
Yo tampoco quiero pensar en nada, y voy a estudiar. Con eso me salvo. - ¿Te salvas de qué?... ¿De arrepentirte de lo que pasó? -No, yo no me arrepiento de nada. Cada vez me convenzo más de que el sexo es la inocencia misma.
¡Juan Carlos! Sorpresas tengo... en todos estos años que separados vivimos... ¡Aprendí a cocinar! ¡Sí! Puedo prepararte lo que más te plazca, Juan Carlos ¿Me pides que hoy junto a ti me acueste?
Que lo que en realidad se respetaba era el poder, y no la simpatía o la bondad... Después de aquello tuve muchos problemas con la fisique du rol. Es decir, si había alguna persona buena con cara de malo, me molestaba mucho, porque en el cine los buenos tienen cara de buenos, y eso era confuso.
Yo por primera vez me animé a decirle que con gusto me habría casado con alguien así, pues esa simpleza es la base de la felicidad, y nada mejor que vivir al lado de alguien feliz.
La música se vuelve tan emocionante que a él se le llenan los ojos de lágrimas. Y eso es lo más lindo de la escena, porque ella al verlo conmovido, se da cuenta que él tiene los sentimientos de un hombre, aunque parezca invencible como un dios.
Lo terrible es que para establecer un contacto, si quieres comunicar con los demás, tienes que inventar como una especie de personaje que se comunica, que no es el mismo que está metido dentro de ti y por ahí empiezas a creer más en el personaje, te olvidas de la persona y crees en el personaje. Pero muchas veces es simplemente esa necesidad de comunicarse con el medio...
Fe es la intuición que se tiene de Dios y las intuiciones no se explican.
Cada vez me convenzo más de que el sexo es la inocencia misma.
Lo terrible es eso, que la identidad pasa a ser definida por el sexo. Es decir, una banalidad pasa a definir lo esencial.
En esa calle de Buenos Aires los árboles crecían inclinados, tanto por el día como por la noche. Qué inútil humillación, era de noche, no había sol ¿Por qué inclinarse? ¿Habían olvidado esos árboles toda dignidad y amor propio?
¿Lo mejor del cielo? Muy pronto los ángeles me lo habrán de mostrar ¿Adónde me llevan? La tierra abajo quedó, eclipse de vida en la tierra, las almas ya vuelan hacía el sol, eclípsase el sol de repente y es negro el cielo de Dios.
Lo que sí tiene trascendencia, y es esencial y específicamente humano, es el ámbito de lo afectivo. Pero el sexo no. Lo malo es que, en algún momento aciago de la humanidad, se cometió el trágico error de adjudicar a lo sexual un significado moral.