Imágenes
Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.
Luis de Góngora
Ya no canto, madre, y si canto yo, muy tristes endechas mis canciones son; porque el que se fue, con lo que llevó, se dejó el silencio, y llevó la voz.
La vida es ciervo herido que las flechas le dan alas.
Si mucho poco mapa le despliega, mucho es más lo que, nieblas desatando, confunde el sol y la distancia niega.
Y por vida de tus ojos, que son de mis ojos vida, que nuestra amistad despida cualquiera ocasión de enojos.
Hoy hacen amistad nueva.
Ándeme yo caliente.
Cera y cáñamo unió (que no debiera), cien cañas, cuyo bárbaro ruido, demás ecos que unió cáñamo y cera alboque es duramente repetido; la selva se confunde, el mar se altera, rompe Tritón su caracol torcido, sordo huye el bajel a vela y remo; tal la música es de Polifemo.
Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus gracias suma; son una y otra luminosa estrella lucientes ojos de su blanca pluma, si roca de cristal no es de neptuno, pavón de Venus es, cisne de Juno.
Que sea médico más grave quien más aforismos sabe, bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, no puede ser.
Manda amor en su fatiga que se sienta y no se diga; pero a mi más me contenta que se diga y no se sienta.