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¿Y para qué vivir, si ya no tienes fe en tu hermano, al que no amas ya? ¡Ya no me digas que se siente! Si no se cambia hoy, no se cambia más... Y tus hijos sabrán, que vendiste tu amor...
Luis Alberto Spinetta
En la inconsolable noche tu voz, aullando me guía, yo solo estoy atado a tu frontera...
El oro y la muerte cambiaron tu querer, trocaron tu risa por temor, amaste y dormiste y el sol se alejó y tu amor es una vieja medalla...
Lo mismo da correr o parar, yo te sigo casi sin necesidad, un refugio es lo mejor con el cuerpo de los dos.
Ustedes vieron que los paisajes pueden alterarse no solamente por una maniobra del cielo, sino por una maniobra que aunque también es del cielo porque de ahí venimos, es una maniobra de nosotros los seres humanos. Las ciudades se desvanecen, se pueden destruir, se pueden sepultar... Pero hay algo que es inefablemente no cambiante, que es nacer.
Y aunque estés así tan radiante, rendida en la niebla, yo no respiro hasta ver tu despertar...
Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir. Mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena.
Si a tu corazón yo llego igual, todo siempre se podrá elegir, no me escribas la pared sólo quiero estar entre tu piel.
Hay mucha música comercial rondando, alguna detestable, y es por eso importante que no se dejen fijar en sus cabezas el objetivo único del éxito limitando así su frontera musical.
Y al observar toda la locura, la sociedad o lo que ya se fue, entiendo que tu amor transpone todo refugio, quema todo y sin armas.
Acércate, sin acercarte... Como un puente que salte la distancia...
Esta noche se oirá dentro de tu piel. No hay ningún momento, que se pueda comparar al amor.
Y que placer, cuando no hay nada, que pueda ver, y solo invento tu sonrisa, y apago así, toda agonía.
Abre tus ojos, que el mundo está aquí, para dar.
Y oigo tu adiós tan solo y no sé si olvidar sirve aquí...
Oh, mira, mira en la lejanía, los espejos del pasado... Vas, con tu barca encantada, con tu alma que no entiende... Como es el surco de la luz... Nena, líbrame ya, líbrame de ti...
Nos resulta bastante molesto tener que dialogar de una manera agresiva con el público. Invisible y creo que gran parte del público necesita cortar con el diálogo provocativo, negligente y chanta. Por eso no vamos a tocar ni nada pesado ni nada liviano. Vamos a tocar lo que queremos, y ustedes van a escuchar lo que vinieron a escuchar en este concierto. Vamos a tocar Suspensión.
Todo gigante muere cansado de que lo observen desde afuera.
Y no hables más muchacha, corazón de tiza. Cuando todo duerma, te robaré un color.
Hoy que acaso el río azul se meció por tu piel. Es entonces tiempo de vagar hasta perder, hasta perder la sensación. Y así después amar...
Estoy iluminado con tu sencillez, todos los días amor, toda la vida...
Todas las cosas tienen música hoy, todos los hombres tienen música del sol de la calle.
Después de todo tú eres la única muralla... Si no te saltas nunca darás un solo paso.
Una luna en tu noche tiene tiempo, una figura de tus manos tiene mucho más. Yo no tengo un solo signo tuyo en mi, ya no sé si quizá hay que jugar.
Tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie.
Que dulce espera de la madrugada, ya te cansaste de tiritar, tu destino cerrado está o mi pasión o el aire te abrirán.
Y hoy que enloquecido vuelvo buscando tu querer, no queda más que el viento, no queda más que el viento...
No habrá un destino incierto... Ni habrá distancia que pueda alejarme de ti...
Es un vuelo limpio, entre túneles de luz, que se estremecen con la noche, y alguien oye la nada, y sus oídos inventan, y solo enfrentan, la sentencia: la de su corazón.