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Un sistema abierto es definido como sistema que intercambia materia con el medio circundante, que exhibe importación y exportación, constitución y degradación de sus componentes materiales.
Ludwig Von Bertalanffy
El problema de los sistemas es esencialmente el problema de las limitaciones de los procedimientos analíticos en la ciencia.
Las matemáticas significan esencialmente la existencia de un algoritmo mucho más preciso que el del lenguaje ordinario. La historia de la ciencia atestigua que la expresión en lenguaje ordinario a menudo precedió a la formulación matemática, a la invención de un algoritmo.
El interés teórico de la ingeniería de sistemas y la investigación de operaciones recae en el hecho de que sea posible someter al análisis de sistemas entidades cuyos componentes son de lo más heterogéneos: hombres, máquinas, edificios, valores monetarios y de otros, insumos de materia prima, salida de productos y otras muchas cosas.
Tanto el hardware de las computadoras, la automación y la cibernación, como el software de la ciencia de los sistemas, representan una nueva tecnología que ha sido llamada Segunda Revolución Industrial y sólo lleva unas décadas desenvolviéndose.
La teoría general de los sistemas es una ciencia general de la totalidad, concepto tenido hasta hace poco por vago, nebuloso y semimetafísico.
La consideración de los organismos vivientes como sistemas abiertos que intercambian materia con el medio circundante comprender dos cuestiones: primero, su estática, o sea los mantenimientos del sistema en un estado independientes del tiempo; segundo, su dinámica, los cambios en el sistema con el tiempo.
Así los modelos en lenguaje ordinario tienen su sitio en la teoría de los sistemas. La idea de sistema conserva su valor incluso donde no puede ser formulada matemáticamente, o no deja de ser una idea guía en vez de ser construcción matemática.
En un ser vivo hay innumerables procesos químicos y físicos ordenados de tal manera que permiten al sistema vivo persistir, crecer, desarrollarse, reproducirse, etc.
El postulado principal será: el hombre no es sólo un animal político; es, antes y sobre todo, un individuo. Los valores reales de la humanidad no son los que comparte con las entidades biológicas, con el funcionamiento de un organismo o una comunidad de animales, sino los que proceden de la mente individual.
El organismo vivo es un orden jerárquico de sistemas abiertos. Lo que se impone como estructura duradera en determinado nivel está sustentado, de hecho, por continuo intercambio de componentes en el nivel inmediatamente inferior.
Los dispositivos de retroalimentación se emplean mucho en la tecnología moderna para estabilizar determinada acción, como en los termostatos o los receptores de radio, o la dirección de acciones hacia determinada meta: las desviaciones se retroalimentan, como información, hasta que se alcanza la meta o el blanco.
Tenemos bastante idea de cómo sería un mundo científicamente controlado. En el mejor de los casos, sería como el Mundo feliz de Huxley; en el peor, como el de 1984 de Orwell. Es un hecho empírico que los logros científicos se dedican tanto o más al uso destructivo que al constructivo.
El organismo no es un sistema cerrado sino abierto. Llamamos cerrado a un sistema si no entra en él ni sale de él materia; es abierto cuando hay importación y exportación de materia.