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Sólo muy raramente llegamos a consolarnos de nuestras grandes humillaciones; lo que pasa es que las olvidamos.
Luc de Clapiers
No tenemos derecho a hacer desgraciados a aquellos a quienes no podemos hacer buenos.
Si bien es cierto que nuestras alegrías son cortas, tambien lo es que la mayoría de nuestros pesares son largos.
Para llevar a cabo grandes empresas hay que vivir como si nunca se hubiera de morir.
El hombre que sabe sacar ventaja de sus liberalidades posee una grande y noble economía.
Para lograr grandes cosas, debemos vivir como si nunca fuéramos a morir.
La soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo.
Es más fácil decir cosas nuevas que conciliar las que ya han sido dichas.
Quien todo sabe sufrir, a todo puede atreverse.
Desearíamos mucho menos la estima de los hombres si estuviéramos seguros de ser dignos de ella.
La claridad es la buena fe de los filósofos.
La claridad es el barniz de los maestros.
Ni la ignorancia es falta de talento, ni la sabiduría es prueba de genio.
Si nuestros amigos nos hacen favores, pensamos que nos los deben a títulos de amigos, pero no pensamos que no nos deben su amistad.
La paciencia es el arte de confiar.
La soledad es para el espíritu lo que el ayuno para el cuerpo, mortal cuando excesivamente larga, aunque necesaria.
Quien sabe sufrirlo todo puede intentarlo todo.
El odio de los débiles no es tan peligroso como su amistad.
La señal infalible de un mal reinado es el exceso de elogios dirigidos al monarca.
Ni la incuria puede envilecer a las almas fuertes, ni la riqueza elevar a los espíritus mezquinos.
El comercio es la escuela de las trampas.
Es falso que la igualdad sea una ley de la naturaleza. La naturaleza no ha hecho nada igual. Su ley es la subordinación y la dependencia.
Raramente nos consolamos de las grandes humillaciones; las olvidamos.
No es verdad que se haya hecho fortuna cuando no se sabe disfrutar de ella.
Las leyes deben ser severas y los hombres indulgentes.
No hay gente más agria que aquellos que son dulces por interés.
Nadie puede jactarse de no haber sido despreciado alguna vez.
La prosperidad hace algunos amigos y muchos enemigos.
La claridad adorna los pensamientos profundos.
No se puede ser justo, si no se es humano.
El arte de agradar es el arte de engañar.
La conciencia es la más variable de todas las reglas.
Pasión más viva que la amistad es el odio.
Para un hombre activo, el mundo es lo que debe ser, es decir, fértil de obstáculos.
La desesperación exagera no sólo nuestra desdicha, sino también nuestra debilidad.
Los grandes pensamientos nacen con el corazón.
El paciente puede atreverse a todo.
La razón nos engaña más a menudo que la naturaleza.