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¿Qué es la esperanza sin la levadura del miedo?
Lord Byron
Huir de los hombres no quiere decir odiarlos.
Es fácil morir por una mujer; lo difícil es vivir con ella.
Los oídos no pueden escuchar ni la lengua puede escribir las torturas de ese infierno interior.
Después de todo, ¿qué es una mentira? No más que la verdad enmascarada.
Un verdadero marido siempre es desconfiado.
La envidia hace muecas, no se ríe.
En la primera pasión la mujer ama a su amante, en las otras todo lo que ama es al amor.
El amor en la vida del hombre es un episodio; en la mujer es toda la existencia.
El amor es muy tímido cuando es nuevo.
El matrimonio es una de las formas de odiarse unos a otros en las personas de todas las clases sociales.
El corazón del hombre es como el horizonte: una parte del cielo; pero, como el horizonte, cambia noche y día.
Lo que llamamos muerte es una cosa que hace llorar a los hombres; y, sin embargo, se pasan un tercio de su vida durmiendo.
Me desperté una mañana y me encontré famoso.
Es en la soledad cuando estamos menos solos.
Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.
Los que mueren por una causa justa y noble nunca quedan frustrados.
La sangre sólo sirve para lavar las manos de la ambición.
Todas las tragedias terminan con una muerte, todas las comedias con una boda.
La amistad es el amor, pero sin sus alas.
Hay peregrinos de la eternidad, cuya nave va errante de acá para allá, y que nunca echarán el ancla.
El amor encontrará su camino, incluso a través de lugares donde ni los lobos se atreverían a entrar.
Siempre se interpone algo entre nosotros y lo que creemos que es nuestra felicidad.
¿Qué sería la juventud sin el mar?
Busca rosas en diciembre o hielo en junio; espera encontrar constancia en el viento o grano en la paja; cree en una mujer o en un epitafio, o en cualquier otra cosa que sea falsa, pero no te fíes de los críticos.
Uno de los placeres de leer cartas antiguas está en que no necesitamos contestarlas.
Nunca aconsejéis a un hombre que desconfíe de una mujer con la que ya esté casado. Es demasiado tarde para él.
Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre y ninguno de sus defectos. (Epitafio para un perro).
Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.
El odio es la demencia del corazón.
Ah, el amor de las mujeres: ya sabemos que es algo encantador y temible.
¿Crees acaso que si Laura se hubiera casado con Petrarca éste le hubiera escrito sonetos toda su vida?.
No faltan los que mueren por una meta elevada.
El recuerdo del gozo ya no es gozo; mientras que el recuerdo del dolor es todavía dolor.
El matrimonio es el resultado del amor, como el vinagre del vino.
La prueba de un afecto puro es una lágrima.
Hay una marca en los negocios de la mujer que, tomada en su flujo, lleva... sabe Dios dónde.
Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios.
El mismo placer es un moralista mucho más severo que toda la sabiduría de los sabios.
Hay placer en los bosques sin senderos, hay éxtasis en una costa solitaria. Está la soledad donde nadie se inmiscuye, por el oceáno profundo y la música con su rugido: No amo menos al hombre pero si más a la naturaleza.