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Cada vez que haces algo amable por alguien o consigues que sonría, aportas significado a tu vida.
Lisa Kleypas
A veces uno quiere algo con tanto fervor que dejan de importarle las consecuencias.
No hay nada como toda una vida de opulencia para hacerle a uno consciente de lo que no posee.
Cuando caminas a través de la oscuridad, no puedes depender de que algo o alguien ilumine tu camino, sino que debes guiarte por las chispas que brillan en tu interior.
Había momentos en la vida en que uno tenía que asumir un riesgo que podía terminar en fracaso. Porque de lo contrario llegaría a obsesionarse por lo que no había hecho: los caminos que no había seguido, las cosas que no había experimentado.
Cada día es un viaje y el viaje en sí mismo es el hogar.
No tienes que amarme si no quieres, ni ser mía. Tan sólo déjame ser tuyo.
Si nunca encuentras al señor Adecuado, deberías divertirte lo más posible con un montón de señores Inapropiados.
No hay por qué empezar a arrepentirse de algo a menos que se deje de hacerlo.
Arrepentirse de algo es la única muestra de que se ha hecho algo interesante en la vida.
Entonces comprendí la injusticia de la paternidad. Cómo intenta uno mantenerlos sanos y salvos y, a cambio, recibe reproches en lugar de gratitud, rebelión en lugar de cooperación.
La amistad es mucho más de fiar, aparte de mucho más duradera, que el amor.
Tampoco puedes alcanzar las estrellas, pero sigues necesitando su luz, y siguen ayudándote a navegar.
Algunas cosas no podemos cambiarlas y tenemos que aprender a vivir con ellas.
Hay una línea invisible, un momento en que es demasiado tarde para un matrimonio. Cuando se ha cruzado esa línea, la relación nunca prospera.
Muchas veces, en mi vida, me he arrepentido de las cosas que he dicho sin pensar. Pero nunca me he arrepentido tanto de las cosas que dije como de las cosas que callé.
Yo no soy bajita, sólo tengo cierta desventaja vertical.
Una parte del ser fuerte consiste en ser capaz de reconocer que hay momentos en los que necesitas ayuda.
Existen dos tipos de personas: las que eligen ser dueñas de su propio destino y las que esperan sentadas mientras los demás bailan.
Y tenía muy claro que si una persona se hacía con todo el poder y la otra era completamente dependiente de ella, eso no era amor. Porque dentro de una jerarquía no puede haber amor de verdad.
Los japoneses creen que no elegimos el lugar, sino que el lugar nos elige a nosotros.
En ciertos momentos muy especiales de la vida, si tenías suerte, podías conocer a la persona adecuada para ti. No porque esa persona ni tú fueseis perfectos, sino porque la combinación de los defectos de ambos creaba una estructura especial que permitía que esos dos seres encajaran el uno en el otro.
Todos los días están llenos de milagros corrientes. No hay que buscar muy lejos para encontrarlos.
La voluntad es grande, las dificultades no lo son.
Una bendición del cielo que los seres humanos damos por descontada es que podemos recordar el dolor sin que el hacerlo suponga tener que experimentarlo de nuevo.
La vida encuentra la forma de darnos lo que necesitamos, aunque no de la manera que esperamos.
He aprendido cosas estupendas de relaciones que no iban a ninguna parte. ¿Qué es más importante, el destino o la travesía?
Yo pensé en todos los años de hambre y privaciones por los que debía de haber pasado para conseguir aquella figura. Nada de helados ni barbacoas, nada de tartas de limón ni pimientos rellenos de queso blanco y cremoso. Una vida así tenía que agriarle el carácter a cualquiera.
Lo cierto es que no se puede conocer realmente a un hombre hasta que se le ha prestado dinero. Y nunca se puede conocer a una mujer hasta que se ha dormido en su cama.
Tratamos de ocultar nuestros defectos y de decir las cosas que creemos que el otro quiere escuchar. Fingimos ser siempre encantadores y de temperamento dulce y pasamos por alto las pequeñas y asquerosas costumbres del otro, como si no nos molestasen. Y después de la boda, nos quitamos el disfraz.
Lograr que alguien se enamore de ti es como tratar de convencer a un pájaro de que se te pose en el dedo... No sucederá hasta que dejes de empeñarte en que suceda.
La mayor parte de las vidas no se distinguen por sus grandes logros, sino por una infinidad de logros pequeños.
He aquí la clave de la felicidad: apreciar lo que tienes mientras todavía lo tienes.
A veces el silencio era lo más fácil si la única palabra que quedaba por pronunciar era adiós.
No está hecho para una relación prolongada. Es como los perros que persiguen coches. En realidad no les interesa el coche, sino que les gusta perseguir.
A veces, la vida tiene un cruel sentido del humor y nos da lo que siempre hemos querido en el peor momento posible.
Me temo que si leo sobre hombres ficticios mis expectativas no harán más que aumentar en un momento en que lo que realmente necesito es rebajarlas.
La belleza no alimenta a los cerdos.
Cuando eres complaciente y estás junto a alguien que siempre piensa lo peor de ti, te sientes miserable.
No se convierte realmente en tu tierra -le había dicho Kev- hasta que no has dejado algo de sangre y sudor en ella.