Imágenes
Sólo por escuchar los trombones de Dios, tu corazón bate al ritmo de la sangre, tu sangre.
Léopold Sédar Senghor
El francés es como los grandes órganos, que se prestan a todos los timbres, a todos los efectos, desde las dulzuras más suaves hasta los fulgores de la tempestad. Es, primero y luego o a la vez, flauta, oboe, trompeta, tam-tam e incluso cañón.
Cada mata de hierbas esconde un enemigo.
Encuentro la muerte tan terrible, que odio la vida más porque me conduce a ella que por las espinas que tiene.
El poema sólo se culmina cuando se hace canto, palabra y música a la vez.
Basta con nombrar la cosa para que aparezca el significado bajo el signo.
La palabra se hace poema.
Contrariamente al europeo clásico, el negroafricano no se distingue del objeto, no lo mantiene a distancia, no lo mira, no lo analiza. Lo toca, lo palpa, lo huele.
Ni el tam-tam ni la voz dan ya ritmo a los gestos de las estaciones.