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Nadie puede continuar siendo un rebelde sin acabar siendo un autócrata.
Lawrence Durrell
No es el amor lo que es ciego, sino los celos.
En realidad no soy tanto un banquero como un estudioso de la malevolencia cósmica.
Sorprenderse totalmente en el momento de la muerte es una manera de estar totalmente despierto.
La vejez es un insulto, es como ser abofeteado.
Para dos intuitivos el lenguaje es un obstáculo, un burdo impedimento.
Nada se pierde, dulce ser, nada se pierde nunca, no se agota la palabra no dicha, más se escucha. Permanece la música que manda el silencio, el eco está por doquier, pájaro que llamar nadie sabe.
La nítida diferenciación de los sexos en nuestra cultura debió probablemente su configuración a la monogamia y la monosexualidad y sus tabúes. Fue una violación de la naturaleza.
Cuidado, porque esas cosas suenan pesadas y la misión de una novela es hablar, no dar conferencias.
Las mejores cartas de amor de una mujer son siempre las escritas al hombre que está traicionando.
Buscamos llenar el vacío de nuestra individualidad y por un breve momento disfrutamos de la ilusión de estar completos. Pero es sólo una ilusión: el amor une y después divide.
Una ciudad se hace un mundo cuando uno ama a uno de sus habitantes.
Más allá de los cabos y promontorios del ansia, más allá de los premeditados menhires del deseo, más torpes y tímidos con aquellos que más exigen algo sutil y hermoso y lleno de descanso, nos movemos y zozobramos en mareas de ilusión, a tientas buscando más allá de las inmóviles puertas de la inmortalidad.
La historia es una repetición interminable del modo de vida equivocado.
Como todos los jóvenes arranqué para ser un genio, pero afortunadamente la risa intervino.
Los árboles inciensan, refrescan, se derraman e inundando desperezan las plumas de los pájaros y sacuden las alfombras desde las ventanas, cepillan con rocío el esfuerzo, mientras los jóvenes amantes ejecutan sus pequeñas resurrecciones.
Una idea puede llegar a la mente pero no haber alcanzado todavía los labios.
Un crítico es una lombriz de cebo en el hígado de la literatura.
La música es sólo amor buscando palabras.
El amor une y después divide.
Te dices: Me marcharé a otra tierra, otro mar, a una ciudad mucho más bella que lo que esta pudo ser o anhelar. ¡Ah! ¿No comprendes que al arruinar tu vida entera en este sitio, la has malogrado en cualquier parte del mundo?
Hay sólo tres cosas a hacer con una mujer. Se puede amarla, sufrir por ella, o convertirla en literatura.
La carne despierta, siente los barrotes de su prisión. De noche una prostituta borracha camina por una calle obscura, sembrando los fragmentos de una canción como si fueran pétalos.
La música ha sido inventada para confirmar la soledad humana.
Viajar puede ser una de las más rentables formas de introspección.
Nada es más fácil de conseguir en nuestra ciudad como una muerte o una desaparición.
Qué cosa terrible es la caridad a la que las mujeres pueden llegar. Se ve todo el tiempo... Amor dado a absolutos tontos. El amor es el pabellón de la caridad.
Una idea es como un pájaro raro que no se puede ver. Lo que uno ve es el temblor de la rama que acaba de abandonar.
He usado del derecho del novelista al tomarme unas cuantas libertades indispensables respecto de la historia contemporánea de Medio Oriente y de la estructura del personal en el servicio diplomático británico. También he mejorado la belleza de la plaza Trafalgar, añadiéndole unos cuantos olmos.
Nuestras invenciones reflejan nuestros deseos secretos.
La verdad desaparece al decirla.
No más sobre sexo, es demasiado aburrido.