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Quienes aceptan al mundo.
Lao-Tse
El sabio no enseña con palabras, sino con actos.
Todas las cosas surgen de Tao.
La manera de hacer es ser.
El Tao engendra a la Unidad.
Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil.
De los mejores gobernantes, los gobernados ni siquiera notan su existencia; después vienen los que son amados y alabados, luego los que son temidos.
El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde.
Conocer a los otros es sabiduría. Conocerse a sí mismo es sabiduría superior. Imponer su voluntad a los otros es fuerza. Imponérsela a sí mismo es fuerza superior.
Hubo algo formado misteriosamente.
Toda acción provoca reacciones.
Un gobernante sabio siempre se esfuerza para que la gente no tenga tentaciones y pasiones, y para que las personas, profundamente viciosas, no se atrevan a actuar.
Si el Tao se pierde, queda la virtud;
El sabio prefiere la izquierda. El soldado prefiere la derecha.
He aquí mis tres tesoros. Guárdalos bien. El primero es la piedad; el segundo, la frugalidad; el tercero, la negativa a ser la primera de todas las cosas bajo el cielo.
Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas.
La excelencia de un gobierno no se juzga por su orden.
Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil.
El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan.
Lo más natural es hablar poco.
Dios no recibe respuestas con palabras.
Sin risas el tao no sería lo que es.
Saber cuándo uno dispone de lo suficiente es ser rico.
Lo débil y lo tierno vencen lo duro y lo fuerte.
Palabra adornada no es sincera.
Todo pasa; sólo la serenidad permanece.
El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.
El buen hombre es el maestro del malo, y el mal hombre es la lección del bueno.
Cuando se abandona el Tao aparecen la ética y la moral. Con la verdad y la justicia surgen los grandes hipócritas. Cuando no existe armonía entre los parientes, hablan de lealtad a la familia y de honrar a los padres. Cuando hay revueltas en el reino, aparecen el patriotismo y el nacionalismo, inventando así la fidelidad del buen súbdito. Cuando el Tao se pierde aparece la falsedad.
Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.