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Mi historia en el Tour y en la vida, lo que ha multiplicado la afición en mi país.
Lance Armstrong
Si te preocupa caerte de la bicicleta, nunca te subirás.
Hay personas buenas y fuertes que tienen cáncer y mueren.
Para mí, es duro ser ciclista, entrenar y sufrir, correr y sufrir. Pero no tiene ni punto de comparación con estar tumbado en una cama con tubos saliendo de tu pecho, sintiendo náuseas fortísimas, vomitando durante las 24 horas del día cinco días seguidos y luego volver a hacerlo todo dos semanas después.
En ésta tierra hay ángeles a nuestro alrededor... bajo disfraces sutiles.
Siempre respeto a mis chicos. Hemos de ser una familia. No es una crítica a Alberto.
No he tenido educación, pero, cuando veo una pieza de arte, ella me dice sí o no.
Lo más duro es mi familia. Los echo mucho de menos.
Me ayudaron por que se comportaron como si mi enfermedad no fuera algo raro, algo de qué avergonzarse.
Me sentía fatal, pero sabía que lo que tomaba y lo que me hacía sentir que me moría me estaba salvando la vida.
Al final de la vida, si hay alguien allí que tenga que juzgarme, espero que lo haga en relación a si he vivido una vida honesta, no a si he leído determinado libro o si he sido bautizado. Si hay un dios al final de mis días, espero que no diga: 'Pero tú nunca has sido cristiano, así que vete en dirección opuesta al cielo.
Cuando una persona no es feliz no es ella misma.
Este año tengo más fuerza ciclista. Hasta me siento más cómodo en el pelotón.
Me preocupa más el deporte. Mi conexión con el ciclismo es mejor.
El ciclismo es un deporte de equipo y, cuando uno no tiene equipo, tiene que buscarlo en el pelotón.
Iba último, estaba tentado a abandonar. Hijo, nunca abandones. Lance, vas a aprender más en ésta experiencia (cáncer) de lo que aprenderás en ninguna otra carrera en toda tu vida.
Alberto es una persona nerviosa, lo que no es malo. Yo también lo soy. Siempre pensamos que tenemos que hacer más, trabajar más, ser mejores.
Hemos tenido un montón de golpes de suerte en el camino, pero éste ha sido un viaje especial.
Hay que mirar a los ojos al Misterio.
Lo más importante es ser auténtico.
Supongo que cuanto más rápido pedaleo, más rápido puedo retirarme.
La enfermera decía Me gusta ponérselo un poco más fácil a la gente, Lance, espero que algún día yo sea sólo un producto de tu imaginación. No voy a formar parte de tu vida. Espero no volverte a ver más y cuando estés curado, verte en la televisión pero no aquí. Espero ayudarte cuando me necesites y luego desaparecer.
Creo que la carrera tiene de todo. Creo que tiene dificultad, tiene alegría, tiene emoción, que incluso tiene la muerte.
Lo único que he hecho en mi vida ha sido ser ciclista, pero creo que hay una gran diferencia entre los demás y yo.
He estado mejor, pero también peor.
El cáncer podía ser el camino hacia una vida mejor, una vida para los demás, una vida interior y simple.
Me asustaba el hecho de que iba a morir y me asustaba perder mi carrera deportiva. No estoy seguro de lo que pensé primero: nunca correré más o voy a morir.
Con el deporte encaucé mi carácter. No me importaba sufrir ni qué cara ponía o el miedo al ridículo si al final ganaba. Puede que fuera una persona cargada de resentimientos pero, al menos, se me daba bien sacarles provecho.
El ciclismo me ha llevado a todos los continentes. Y se aprende de todo, a valorar a otras gentes, otras culturas, otras lenguas, arte...
Han sido dos semanas difíciles para mi y mi familia, mis amigos y esta fundación.
La droga no alivia, sólo mata.
Mi madre me tuvo a los 17 años. Aprendió a vivir pronto con dificultades. Siempre me ha dicho: Convierte tus obstáculos en oportunidades.
El ser humano es especialmente vulnerable ante las debilidades y sin embargo saca las mejores cualidades. Los ciclistas estan demasiado ocupados para pensar en sí mismos, se creen invencibles para admitir que tienen miedo, se sienten débiles o vulnerables. Tener miedo es una enseñanza.
Tienes que vivir con los accidentes, y esperar no caer en uno.
El cáncer es lo mejor que me ha pasado nunca.
Antes me temían, ahora me respetan.
En el podio del Tour yo no estaba celoso, enfadado, amargado. Contador fue el mejor.
Quiero morir a los 100 años con una bandera americana a la espalda y la estrella de Texas en el casco, descendiendo gritando por los Alpes sobre la bici, a 120km h, cruzar mi última meta y oir mi esposa con mis diez hijos aplaudiendo y luego tumbarme en un campo de girasoles franceses y expirar con elegancia.
Convierte tus obstáculos en oportunidades.
La enfermedad me humilló y me abrió los ojos. Me hizo mirar la vida de forma más objetiva. ¿Si sobrevivo en qué me quiero convertir?