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La felicidad es algo que el hombre nunca reconoce, dice el sabio.
Kurt Tucholsky
La crueldad de la mayoría de la gente es carencia de la imaginación, su brutalidad es ignorancia.
La gente inteligente puede hacerse la tonta, lo contrario es más difícil.
Pero si se apunta otra vez, disparará contra camaradas, contra trabajadores, contra hombres que se encuentran bajo el yugo del capitalismo lo mismo que él, fanático soldado. A quienes hay que disparar, los verdaderos culpables, jamás podrá apuntarlos.
Mientras tanto, en los altos mandos del ejército se daban la gran vida. Los menús del cuartel general ya no están al alcance de ningún bolsillo, teniendo en cuenta los precios actuales; pero, eso sí, uno se quedaba más tranquilo al ver que los nombres de todos los manjares venían escritos en alemán: eso les daba un sabor más patriótico.
No se ataca a los propios errores. Se ataca a los enemigos que se aprovechan de estas faltas.
El periodismo es el tejido de mentiras más complejo que jamás se haya inventado.
Durante tres años y medio esquivé la guerra tanto como pude. Usé todos los medios posibles para que no me pegaran un tiro y no pegarlo, no usé los peores de los medios. Pero yo habría usado todos los medios, todos sin excepción, si me hubieran forzado a hacer algo así.
La ventaja de ser inteligente es que así resulta más fácil pasar por tonto. Lo contrario es mucho más difícil.
Lo contrario de bueno es buena intención.
Los que odian más fervientemente deben haber amado alguna vez profundamente; los que quieren negar el mundo deben haber aceptado alguna vez aquello a lo que ahora prenden fuego.
Un día para marzo recibí una pesada y vieja arma. ¿Un arma? ¿Y durante una guerra? Nunca, pensé para mí. Apoyé el arma contra una choza y me alejé. Esto se conoció en nuestro grupo rápidamente, desconozco como salvé esa situación, pero salí adelante.
Haz oídos sordos si te proponen bellas inscripciones para tu lápida. Yo sé una que está hecha a tu medida, no lo dudes, te va de maravilla. Escribe: es lo que hay.
Los esfuerzos de todos los profesionales de la prensa van dirigidos a utilizar todos los medios técnicos y organizativos a su alcance para construir una reproducción que tome un cariz de verdad para el público, pero sin que por ello queden en entredicho los intereses de los clientes, de la industria o de los partidos políticos.
Aparte de los especialistas, son muy pocos los lectores que se toman la molestia de consultar varios periódicos; y de este modo el lector corriente se forma una imagen del mundo que no se corresponde con la realidad, sino con lo que se dice de ella.
La industria, los partidos, el gobierno, la iglesia, todos ellos saben lo que tienen en la prensa. La realidad, tal como la sirve el periódico, ha pasado por una criba.