Imágenes
En el mismo lugar se obstina el pájaro carpintero al atardecer.
Kobayashi Issa
Abriendo los picos, los pajaritos esperan a su madre. Lluvia de otoño.
Desnudo, sobre un caballo desnudo bajo la lluvia torrencial.
Estoy aquí por estar, y la nieve sigue cayendo.
¿Sentirán nostalgia los días de neblina las ninfas del cielo?
Un mundo de gran dolor y tristeza. A pesar de los cerezos en flor.
Noche de golondrinas. Mañana otra vez nada mejor que hacer.
Mantiene un desafío de miradas conmigo la rana.
¡Cuando retornes no olvides mi casa, golondrina que emigras!
Llegó el otoño. El cachorro que no lo sabe es un Buda.
Entre las flores del ciruelo el hototogisu limpia sus patas.
Ondulando serpenteando la brisa viene a mí.
¿La edad de la luna? Yo diría más o menos trece años.
Ella puso al niño a dormir, y ahora lava la ropa; La luna de verano.
Todos en este mundo en la cumbre de un infierno. ¡A contemplar las flores!
Un gorrión cansado en medio de un grupo de niños.
Matando una mosca herí una flor.
Sube lentamente lentamente pequeño caracol escalas el Monte Fuji.
El ruibarbo en la nieve más pálido brilla púrpura.
Picado por pulgas. ¿Entonces fue verdad ese sueño de arena?
Aldea perdida acostumbrados a su miseria ellos toman el fresco por la noche.
El mundo va muy bien. Otra mosca come el arroz.
De no estar tú, demasiado enorme sería el bosque.
Bajo las flores del cerezo pulula y hormiguea la humanidad.
¡Rayos y truenos! A cada relámpago el mundo se sana.
El niño que imita al cormorán es aún más maravilloso.
Pulgas. Para ustedes también la noche es soledad y larga.
A la sombra de las flores del cerezo. No son más extranjeros.
No pises este lugar: ¡Ayer tarde había por aquí luciérnagas!
¡Ah! ¡Ser como un niño el día de Año Nuevo.
Aun la cascada más pequeña resuena, fresca es su agua.
Cuando envejecemos la larga presencia del día es también motivo de llanto.
Inmóvil y serena la rana observa las montañas.
Lozanía de atardecer. El sabe que la campana redobla el sonido de la vida.
El aire fresco, en esta dirección. Como Amida llego al Nirvana.
Las aves cantan, ¡Mirad! Al mismo ritmo las nubes pasan.
Cubierto de mariposas el árbol muerto florece.
En el blanco rocío me ejercito al paraíso.
Esas flores de cerezo que tanto me embelesaron desaparecieron de la tierra.
Lluvia de pétalos. Agua de neblinas lejanas quisiera beber.