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La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos.
Karl Popper
La sociedad abierta es aquella en la que los hombres han aprendido a ser en cierta medida críticos de los tabúes, y basar las decisiones sobre la autoridad de su propia inteligencia.
En esencia somos criaturas sociales. La idea de que uno puede empezar algo de la nada, libre del pasado o sin deuda alguna a otros, no podría estar más equivocada.
No existe una historia de la humanidad, sólo hay muchas historias de todo tipo de aspectos de la vida humana.
Lo que caracteriza al hombre de ciencia no es la posesión del conocimiento o de verdades irrefutables, sino la búsqueda desinteresada e incesante de la verdad.
Nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita.
Es imposible hablar de tal manera que no se pueda ser mal interpretado.
Siempre que una teoría aparece como la única posible, tomarla a rajatabla es señal de que ni se ha entendido la teoría ni el problema que se pretende resolver.
Tenemos que hacer planes para la libertad, y no sólo para la seguridad, por la única razón de que sólo la libertad puede hacer segura la seguridad.
La historia del poder político es la historia de la delincuencia internacional y del asesinato en masa.
La igualdad ante la ley no es un hecho sino una exigencia política basada en una desición moral. Y es totalmente independiente de la teoría - probablemente falsa - de que todos los hombres nacen iguales.
La ciencia puede describirse como el arte de la simplificación sistemática excesiva.
La búsqueda de precisión es análoga a la búsqueda de certeza y tanto una como otra deberían ser abandonadas.
Se puede llegar a ser los creadores de nuestro destino cuando hemos dejado de pensarnos como su profeta.
No sabemos: solo podemos conjeturar.
Usted puede elegir cualquier nombre para los dos tipos de gobierno. Personalmente, llamé al tipo de gobierno que puede ser eliminado sin violencia democracia, y al otro tiranía.
El aumento del conocimiento depende por completo de la existencia del desacuerdo.
La ciencia debe comenzar con los mitos y con la crítica de los mitos.
Yo puedo estar equivocado y tú puedes tener la razón y, con un esfuerzo, podemos acercarnos los dos a la verdad.
La razón no es todopoderosa, es una trabajadora tenaz, tanteadora, cauta, crítica, implacable, deseosa de escuchar y discutir, arriesgada.
Quizá esté yo equivocado y tú en lo cierto, quizá con un esfuerzo a la verdad nos acerquemos.
Por lo tanto, debemos reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes.
Para mi, buscar la sencillez y lucidez es un deber moral de todos los intelectuales; la falta de claridad es un pecado y la presunción un crimen.
La ciencia será siempre una búsqueda, jamás un descubrimiento real. Es un viaje, nunca una llegada.
Por razones estrictamete lógicas nos es imposible predecir el curso de la historia.
El futuro está abierto todos somos responsables de lo que el futuro nos depare. Por tanto, nuestro deber no es profetizar el mal, sino más bien luchar por un mundo mejor.
La historia de la ciencia, como la de todas las ideas humanas, es una historia de sueños irresponsables, de obstinaciones y errores. Sin embargo, la ciencia es una de las pocas actividades humanas -quizá la única- en la cual los errores son criticados sistemáticamente y muy a menudo, con el tiempo, corregidos.
Aquello que nos promete el paraíso en la tierra nunca produjo nada, sino un infierno.
Creo que el desafío es la única excusa que existe para dar una conferencia. Esta es la única forma en que la palabra hablada puede ser mejor que la impresa.
La teoría domina el trabajo experimental desde su planificación inicial hasta los toques finales en el laboratorio.
Sólo debemos sacrificarnos por los ideales.
Para una nación la libertad es más importante que la riqueza, y, en la vida política, esta es una condición indispensable para vivir al menos humanamente.
El marxismo murió de marxismo.
Quien sea incapaz de hablar claro debe callar hasta poder hacerlo.
Hay que estar contra lo ya pensado, contra la tradición, de la que no se puede prescindir, pero en la que no se puede confiar.