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La venganza es sólo un placer de las pequeñas almas.
Juvenal
La censura es indulgente con los cuervos, pero no da cuartel a las palomas.
Este es el castigo más importante del culpable; nunca ser absuelto en el tribunal de su propia conciencia.
Es una gran locura la de vivir pobre para morir rico.
Es fácil aplastar con una sonrisa.
El mayor crimen es preferir la vida al honor y, por vivir la vida, perder la razón de vivir.
El niño es acreedor al máximo respeto.
Nunca la naturaleza dice una cosa y la sabiduría otra.
Confiar en todos es insensato; pero no confiar en nadie es neurótica torpeza.
Pan y circo.
Enhorabuena porque habeis dado un ciudadano a la patria; pero advierte que es con la precisa condición de que con vuestra educación le hagais útil a la república, en la guerra y en la paz.
El deseo de dinero crece tanto como el dinero mismo.
La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones.
Las casas grandes están llenas de domésticos soberbios.
Quien espera que los otros lo hagan feliz, no lo será jamás. Pero sí lo será quien procure hacer feliz a los otros.
Cada quien sabe lo que trae en su morral.
El que posee el suelo posee hacia arriba hasta los cielos.
Antiquísimo pecado es seducir a la mujer ajena y despreciar el vínculo sagrado.
Jamás dice la naturaleza una cosa y otra la sabiduría.
Toda ganancia gusta y complace, sea cual sea su origen.
Lo que da valor a un placer es usarlo raramente.
Haz de manera que seas tú admirado y no lo que te pertenece.
Es locura manifestar vivir precariamente para poder morir rico.
Una mente sana en un cuerpo sano.
Todo el mundo desea saber, pero solo pocos están dispuestos a pagar el precio.
Los hombres que tienen los mismos vicios se sostienen mutuamente.
Todos desean saber, pero pocos pagar el trabajo que vale.
El dinero se llora con un pesar más profundo que a los amigos o a los parientes.
Nunca es largo el camino que conduce a la casa de un amigo.
Una sarna incurable por escribir toma posesión de muchos, y crece en forma empedernida en el corazón de los insanos.
Debes estimar como cosa torpísima el anteponer la vida al honor, y por salvar la vida perder la razón de vivir.
¿Quién guardará a los guardianes?.
Algunos hombres no compran patrimonios para disfrutar de la vida, sino que, ciegos, viven sólo para sus patrimonios.
Que ni una palabra ni una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño.
Nadie se hizo perverso súbitamente.
Más que la muerte es de temer la vejez.
El dinero huele bien venga de donde venga.
El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con ansia dos cosas: pan y circo.
A un niño se le debe el mayor respeto.
Debemos pedir un espíritu sano en un cuerpo sano.