Imágenes
Pero eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida.
Junichiro Tanizaki
Nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisieran o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra y no tardaron en utilizar la sombra para obtener efectos estéticos.
Uno es capaz de llorar a cántaros hasta en una miserable obra de teatro. Las lágrimas no prueban de ninguna manera la honestidad o el afecto.
Como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una irradiación y expuesta a plena luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra.
Creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por yuxtaposición de diferentes sustancias.
El secreto de la escritura, o, dicho de otro modo, el arte de escribir a fin de suscitar la atención del lector, consiste en conocer la frontera que separa lo que se puede expresar con ayuda de las palabras y lo que no se puede expresar, y en saber detenerse justo en esa frontera.
El mundo imaginario que brota de mi alma perniciosa es sólo comparable al altar de un recinto sagrado.
La gente es así, siempre está dispuesta a propagar rumores.
La textura de tu piel es tan tersa y sensual que embriaga a los hombres como una dulce melodía...
Algunos dirán que la falaz belleza creada por la penumbra no es la belleza auténtica. No obstante, como decía anteriormente, nosotros los orientales creamos belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes.
En realidad se puede decir que la oscuridad es la condición indispensable para apreciar la belleza de una laca.
Ahora bien, precisamente esa luz indirecta y difusa es el elemento esencial de la belleza de nuestras residencias.
Todavía no conozco el amor. No creo que llegue a tener novio. - En el momento en que conozcas a la persona de la que te estoy hablando, conocerás el amor. Ése es tu destino.
Japón nunca podría dejar de ser un país oriental en el que la tradición pesaba demasiado.
Al contrario que a los occidentales que se esfuerzan por eliminar radicalmente todo lo que sea suciedad, los extremo-orientales la conservan valiosamente y tal cual, para convertirla en un ingrediente de lo bello.
Los únicos que conocen la verdadera soledad son los criminales. Su soledad es una lúgubre tiniebla, toda oscura, sin ningún toque de luz ni rastro de iluminación, en la cual la moral y la religión están vedadas desde el comienzo.
La belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra.
Usted no está enamorado de mí, sino de una mujer misteriosa, la mujer de un sueño.
Creo que el odio, al igual que el amor, brota de una fuente mucho más profunda que el interés práctico o la conciencia moral. Yo no sabía odiar de verdad hasta que descubrí el instinto sexual.
La fascinación por la belleza destructora, la caprichosa crueldad de la mujer amada.
¿Será verdad hasta cierto punto que no hay frontera definitiva entre lo bueno y lo malo? Obviamente, se trata de una cuestión de grado, pero tampoco estoy convencido de que la diferencia entre los buenos y los malos sea tan ambigua, como creería mucha gente ordinaria. Hay criterios que nos posibilitan delimitar claramente las dos categorías.
Cuando uno es joven el recuerdo del pasado es simplemente una ilusión que nada tiene que ver con el aquí y ahora; pero para los viejos el pasado es un alimento indispensable.