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Tengo suficiente inteligencia como para empezar a destruirla ventajosamente.
Julio Cortázar
La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.
Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas.
En literatura no hay buenos ni malos temas, hay solamente un buen o mal tratamiento del tema.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.
Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno.
¿Cómo convencerá el asesinado a su asesino de que no ha de aparecérsele?
En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo.
No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí
La humanidad empezará verdaderamente a merecer su nombre el día en que haya cesado la explotación del hombre por el hombre.
La risa ella sola ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra.
Pensar era inútil como desesperarse por recordar un sueño del que sólo se alcanzan las últimas hilachas al abrir los ojos.
Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo es la boca. Lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.
Y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro.
Hay realidades que hacen todo lo posible por expulsar la literatura.
Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesarioempezar por cerrar los ojos.
El hombre debe buscar su estado venidero en el presente, y el cielo en sí mismo y no por encima de la tierra.
Comíamos hamburgers en el Carrefour de l'Odéon, y nos íbamos en bicicleta a Montparnasse, a cualquier hotel, a cualquier almohada.
La novela es ese gran combate que libra el escritor consigo mismo porque hay en ella todo un mundo, todo un universo en que se debaten juegos capitales del destino humano.
La disparidad de fuerza no es ni será nunca una razón para callarse.
Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo.
Y diré las palabras que se dicen, y comeré las cosas que se comen, y soñaré las cosas que se sueñan, y sé muy bien que no estarás.
Una lenta ceremonia incomprensible nos había acercado en la noche desde nuestras infinitas distancias.
Entre tanto vivamos y dejemos vivir.
Y por eso Gregorovius insistía en conocer el pasado de la Maga, para que se muriera un poco menos de esa muerte hacia atrás que es toda ignorancia de las cosas arrastradas por el tiempo.
No nos vimos nunca pero no importaba, mi hermano despierto mientras yo dormía, mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida.
Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.
No cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas.
Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.
La verdadera otredad hecha de delicados contactos, de maravillosos ajustes con el mundo, no podía cumplirse desde un solo término, a la mano tendida debía responder otra mano desde el afuera, desde lo otro.
Cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire.
Lo sabes bien, todo lo que nos desune es en el fondo lo que nos deja vivir tan bien juntos.
De golpe, en la mitad de una sonrisa la boca se te convierte en una araña peluda.
A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro. Abrazado a la Maga, esa concreción de nebulosa, pienso que tanto sentido tiene hacer un muñequito con miga de pan como escribir la novela que nunca escribiré o defender con la vida las ideas que redimen a los pueblos.
Los problemas -dijo Traveler- son como los calentadores Primus, todo está muy bien hasta que revientan.
La idiotez debe ser eso: poderentusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua.
Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.
Si no nos salvamos nosotros como pueblo no nos salvaremos más.
Así es como alguien, sin saberlo, llega a mostrarte irrefutablemente un camino que por su parte sería incapaz de seguir.
Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza.