Imágenes
Camino bajo la lluvia, todo mojado, cantando, hacia mirajes que huyen en un rumoroso sueño.
Juan L. Ortiz
No olvidéis que la poesía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin, cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor.
Ella anuda hilos entre los hombres y lleva de aquí para allá la mariposa profunda, ala del paisaje y del alma de un país, con su polen...
No temas, no temas, y mira, mira hasta las islas... ¿Viste alguna vez la melodía de los brillos? ¿La viste ondular, todavía de gasa, desde tus pies al cielo, sobre el río?
De pronto sentí el río en mí, corría en mí con sus orillas trémulas de señas, con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Todos aquí para mirar arder y consumirse ese fuego. ¿Fuego sólo? ¿No es un corazón apasionado que se ilumina en los cielos?
Y no busca nunca, no, ella... Espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano, en el centro mismo de la noche.
¿Estamos en el mundo? ¿Este río es el río o es una cinta de sueño que se va hacia la muerte, a la vida profunda del sueño de la esencia?
Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable.
Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume...
¿Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego, cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?
Para que podamos mirar y tocar sin pudor las flores, sí, todas las flores y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada, para que las cosas no sean mercancías, y se abra como una flor toda la nobleza del hombre: iremos todos hasta nuestro extremo límite, nos perderemos en la hora del don con la sonrisa anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
Era yo un río en el anochecer, y suspiraban en mí los árboles, y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¿Cómo abrazar, mi amigo, a estas miríadas del beso que van estrellando, se diría, todos los minutos con todos los pétalos y todos los fuegos del suspiro?
Regresaba. ¿Era yo el que regresaba? En la angustia vaga de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
El mundo es un pensamiento realizado de la luz. Un pensamiento dichoso.
¿No estás tú también un poco sucio de letras y un poco sucio de ciudad?