Imágenes
Yo soy menos real que la mesa donde como.
Juan Gelman
No sé nada de mi corazón, no sé si se detuvo en mi pecho o vaga alrededor de vos.
No puedo oír tu voz, pero en lo hondo de mi corazón, en su guarida, oigo tus pasos.
Nuestro cuerpo es un perro sin amo, un borracho sin sombra.
Los pobres no hacen ruido al amar.
Narrando nuestra oscuridad se ve claramente la vida.
Pero también creo que Dios, si existe, debe estar aburridísimo de su eternidad.
Esa mujer se parecía a la palabra nunca, desde la nuca le subía un encanto particular, una especie de olvido donde guardar los ojos...
Cuando te conocí mi corazón tenía más hambre que piojo de peluca. Los piojos de peluca son así, capaces de morirse de hambre en la mitad de la belleza que no les da de comer.
Hay períodos de la historia, como el que atravesamos, donde las expectativas de cambio retroceden a zonas pantanosas. Pero la misma historia demuestra que hay flujos y reflujos y que la expectativa vuelve. Todo esto tiene que ver con la utopía. La utopía jamás se cumple, fracasa, pero deja una renovación y la idea imperiosa de retomarla.
Tu ausencia es más grande que un dinosaurio, que todos los dinosaurios del mundo juntos.
El amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa, y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran.
La poesía debe ser hecha por todos y no por uno.
Es doloroso que te quedes. Es doloroso que te vayas.
La tarea más laboriosa de los amantes no consiste en hacer el amor, sino en deshacerlo.
Apagaste mi furia para hacerla tristeza, pero mi furia fue primero tristeza.
Lo amado, amado está.
Cada libro es obediencia a una obsesión que buscaba agotarse.