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No se diga, culpando mi flaqueza, al que atrevido se arrojó en su daño, para seguir el bien faltó osadía.
Juan de Arguijo
¡Oh, inútil desengaño, cuán tarde llegas al remedio mío!
Mas la razón advierte que confía en remedio engañoso quien procura con los ajenos consolar sus males.