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La filosofía no es un simple juego de mesa. Se trata de quiénes somos y de dónde venimos.
Jostein Gaarder
A la hora de formar nuestra propia opinión sobre la vida, puede resultar de gran ayuda leer lo que otros han pensado.
Llegó a la conclusión de que, en realidad, la filosofía no es algo que se puede aprender, sino que quizás uno pueda aprender a pensar filosóficamente.
Me di cuenta también de que sólo estaba en la Tierra para una breve visita. Estoy aquí por una única vez y no habrá retorno. Por esa razón comencé a escribir.
No se debe excluir ninguna posibilidad. Pero hay que dudar de todo.
Un cuento siempre adquiere los colores que le otorgan el narrador, el ámbito en que se cuenta y el receptor.
Te has acomodado bien dentro de la piel de ese conejo que acaba de ser sacado del negro sombrero de copa del universo.
Lo único que existe es lo que nosotros percibimos.
En este planeta viven más de cinco mil millones de seres. Te enamoras de una persona y no la quieres cambiar por nadie en el mundo.
Si nuestro cerebro fuera tan sencillo como para poder entenderlo, seríamos tan tontos que, de todos modos, no lo podríamos entender.
Cuando el hombre trabaja la naturaleza, al mismo hombre también se le trabaja. O dicho de un modo un poco diferente: cuando el hombre trabaja, interviene en la naturaleza y deja en ella su huella. Pero en este proceso laboral también la naturaleza interviene en el hombre y deja huella en su conciencia.
No necesitamos aprender a respirar. No necesitamos recordarle a nuestros corazones que deben latir. Tampoco necesitamos aprender a escuchar buenos cuentos y mucho menos a contarlos nosotros mismos. El cuento es una forma de comprensión característica de los seres humanos y, como tal, prevalece por sobre toda diferencia cultural.
Cuando hablamos de literatura, nos referimos a uno de los fundamentos de la civilización humana.
El objetivo de los primeros filósofos era buscar explicaciones naturales a los procesos de la naturaleza.
Tampoco te he pedido que te guste. La filosofía no es un simple juego de mesa, ¿sabes? Se trata de quiénes somos y de dónde venimos. ¿Te parece que aprendemos suficiente sobre eso en el colegio?
Nadie se echa a llorar porque va a ser desconectado de internet o de la tabla de multiplicar. Es del mundo de lo que uno se despide, de la vida, del cuento. Y al mismo tiempo, uno se despide de una pequeña selección de seres queridos.
La mejor manera de conocer a una persona bien podría ser pedirle que nos cuente su historia de vida; al menos, sería un buen comienzo.
Que terriblemente triste es que las personas están hechas de tal forma que se acostumbran a algo tan extraordinario como la vida.
Actuar responsablemente no equivale a agudizar la razón, sino a agudizar los sentimientos.
Más allá de toda división política, cultural e histórica, el cuento proporciona a la humanidad en su conjunto una lengua materna común.
Al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada. ¿Pero era eso posible? ¿No resultaba eso tan imposible como pensar que el mundo había existido siempre?
La gran diferencia entre un maestro de escuela y un auténtico filósofo es que el maestro cree que sabe un montón e intenta obligar a los alumnos a aprender. Un filósofo intenta averiguar las cosas junto con los alumnos.
¡Qué significa la eterna Creación, si todo lo creado ha de desaparecer para siempre! El mundo, al dejar de existir, será como si no hubiese existido nunca, y, sin embargo, lo vemos agitarse incesante como si realmente fuese algo.
El que nunca vive el momento, no vive nunca. ¿Qué haces tú?
Quizá se reía de sí misma. No todo el mundo es capaz de eso.
Se puede volver uno esclavo de muchas cosas. Incluso de su propio egoísmo. Pues se requiere independencia y libertad para elevarse por encima de los deseos de uno.
El alma siente una añoranza amorosa por su verdadero origen.
Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo.
Quien sepa lo que es bueno, también hará el bien.
La vida es breve para todos aquellos que realmente consiguen entender que el mundo un día acaba del todo.
El texto escrito no posee valor intrínseco en sí mismo, se publican muchos libros triviales, incluso demasiados. Lo que necesitamos son buenos cuentos que nos nutran y nos ayuden a crecer.
Una joven democracia requiere que el pueblo reciba una buena enseñanza.
Es importante preguntar, pero no siempre hay que tener prisa por contestar.
Pero si dos personas no paran de buscarse, no resulta tan extraño que al final se encuentren por casualidad.
Un buen cuento alcanza a ser comprendido por todos. Se lo puede contar una y otra vez. Porque renace cada vez que se lo vuelve a contar o que se lo relee, tanto en voz alta como para uno mismo.
Leer es amoblar tu propio departamento interior.
Si no estuviéramos nunca enfermos, no entenderíamos lo que significa esta sano. Si no tuviéramos nunca hambre, no sabríamos apreciar estar saciados. Si no hubiera nunca guerra, no sabríamos valorar la paz, y si no hubiera nunca invierno, no nos daríamos cuenta de la primavera.
Mientras somos niños, tenemos la habilidad de sentir el mundo a nuestro alrededor. Pero, luego, el mundo en sí se convierte en una costumbre. Hacerse mayor era como emborracharse de sensaciones.
Me pareció muy triste que los seres humanos nos acostumbremos a algo tan indescriptible como es el hecho de estar vivos.
Cuando penetramos en el cuento de hadas, avanzamos por una galería compuesta íntegramente por espejos con cristales cóncavos y convexos en una mezcla grandiosa y falaz. Un espejo me muestra tan delgado como un alfiler, el siguiente me devuelve una imagen de obesidad aplastada. En el tercero, aparezco dividido por la mitad y ya no soy una persona, sino dos o tres o diez.