Imágenes
Los que rehúsan a los pensamientosserios la entrada en su espíritu, caen en ideas sombrías.
Joseph Joubert
Los que alcanzan una dilatada vejez, están como purificados del cuerpo inútiles a la sabiduría.
Cuando las palabras están bien escogidas son abreviaciones de frases; las palabras son los cuerpos y el vínculo exterior de los pensamientos. Las palabras son sitios transparentes y los únicos espejos en los que pueden ser visibles nuestros pensamientos.
El verdadero poeta tiene palabras que muestran sus pensamientos, pensamientos que dejan ver su alma, y un alma en la que todo se pinta de manera distinta. Su espíritu está colmado de imágenes muy claras, mientras que el nuestro sólo está lleno de señales confusas.
Una obra de arte no debe tener el aspecto de una realidad, sino de una idea.
Los que no se retractan nunca, se aman más a si mismos que a la verdad.
Si no hay arrebato, si no hay hechizo, o, mejor, si no hay cierto embelesamiento, no es posible hablar de genio.
Cuando las palabras no enseñan nada, es decir, cuando éstas no son más apropiadas que otras para expresar un pensamiento, cuando éstas no tienen ningún vínculo necesario con él, entonces la inteligencia o la memoria no alcanzan a retenerlas, o las retienen con dificultad, porque están obligadas a emplear cierta violencia para unir cosas que tienden a separarse.
Las ilusiones vienen del cielo, y los errores, de nosotros mismos.
De la imposibilidad de razonar fue de donde nacieron las artes, el apólogo, etcétera. Es asimismo de la ineptitud de razonar o del hastío de razonar sin descanso de donde nacen, en las almas vivas, la poesía, la elocuencia, las metáforas, etcétera. He aquí, sin la menor duda, una gran cualidad.
Hay rudeza en los latinos. La moderación, una moderación noble y de buen gusto, distingue a los griegos y, sobre todo, a los atenienses.
El placer de la caza es el placer de la espera.
El mayor defecto de los libros nuevos es que nos impiden leer los libros viejos.
Las cosas que demandan más atención de la que uno les otorga comúnmente cuando las dice deben ser escritas.
La justicia sin la fuerza y la fuerza sin la justicia constituyen dos grandes desgracias.
Todo aquello que ofrece al hombre un espectáculo cuyas causas y cuyos límites no puede determinar, le hace pensar en Dios, es decir, en Aquel que es infinito.
Dar un nuevo gobierno a una vieja nación equivale a infundir sangre joven en un cuerpo anciano; es el rejuvenecimiento de Pélias.
La mayor necesidad de un pueblo es la de ser gobernado; su dicha mayor, la de ser bien gobernado.
No debemos lamentar nunca el tiempo que hemos empleado en proceder bien.
Las ideas claras sirven para hablar; pero, casi siempre, son ciertas ideas confusas los móviles de nuestras relaciones.
Administrar su casa; en eso consiste la verdadera ciudadanía. Eso es tomar verdaderamente parte en el gobierno general de la ciudad, ejercitar los hermosos derechos y hacer más fácil la marcha de los negocios públicos. Cada cabeza de familia debería ser pontífice y rey en su casa.
Hay en el arte muchos encantos que sólo a fuerza de arte se vuelven naturales.
Los cambios súbitos de fortuna tienen un gran inconveniente: los enriquecidos no han aprendido a ser ricos, ni los arruinados a ser pobres.
En la mayoría de los sentimientos honestos existe algo mejor y más poderoso que el cálculo y la razón: el instinto y la necesidad.
Hallamos en los libros no solamente lo que aumenta nuestras pasiones, sino también lo que aumenta nuestras opiniones.
Si usted quiere que sus lectores se vuelvan locos por la heroína de una novela, cuídese de darle rasgos fijos, a fin de que cada cual pueda imaginarla según su fantasía y como más le guste.
Si se habla de naturalidad puede decirse que existe la naturalidad vulgar y la naturalidad exquisita. La naturalidad no siempre es la expresión más usada. La naturalidad es lo que está conforme a la esencia. La costumbre no es natural, y lo mejor no es aquello que se presenta como lo primero, sino lo que debe quedar siempre.
El mundo es mundo por su forma; por su fondo no es más que un átomo.
Las almas sencillas y sinceras nunca se engañan más que a medias.
Para escribir bien se necesita una facilidad natural y una dificultad adquirida.
¡Ay del que se engaña tardíamente! Jamás se desengañará.
El gusto aumenta la memoria; existe la memoria del gusto: nos acordamos de lo que nos ha gustado. Existe también la de la imaginación: nos acordamos de lo que nos ha encantado.
Vivimos en una época en que las ideas superfluas abundan en demasía, mientras las más necesarias faltan.
Sin el dogma, la moral no es otra cosa que un conjunto de máximas y sentencias; con el dogma, conviértese en mandamiento, obligación y necesidad.
Las buenas poesías épicas, dramáticas, líricas, no son otra cosa que los sueños de un hombre despierto.
No admitas a las personas interesadas ni entre tus amigos ni entre tus discípulos, pues son incapaces de aprender y carecen del sentimiento de fidelidad.
Hay pensamientos que no necesitan cuerpo, forma, espejo, expresión, etcétera. Para mostrarlos o para que se escuchen, basta con nombrarlos vagamente o con susurrarlos. Desde la primera palabra los escuchamos, los vemos.
Los orgullosos se me figuran tener, como los enanos, porte de hombre y talla de niños.
Si la fortuna quiere hacer estimable a un hombre, le otorga virtudes; si quiere hacerle estimado, le concede éxitos.
Las mentes abiertas aguardan lo que un autor quiere decirles y lo que ellas deben pensar; nunca se precipitan demasiado.