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No me gusta el trabajo, como a ningún hombre le gusta, pero sí que aprecio lo que hay en el trabajo, la oportunidad de descubrirse a sí mismo.
Joseph Conrad
Puede haber normas de conducta, pero no existen normas de camaradería humana.
Ese exagerado sentimiento de bienestar que presagia el comienzo de la locura.
El sueño tras el esfuerzo, tras la tempestad el puerto, el reposo tras la guerra, la muerte tras la vida harto complace.
Juzga a un hombre tanto por sus amigos como por sus enemigos.
En ningún sitio se sumergen en el pasado los días, las semanas y los meses más rápidamente que en el mar.
La fuerza de uno es solo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros.
Las historias de los marinos son de una simplicidad directa, cuyo significado cabe todo en una cáscara de nuez.
Toda época se nutre de ilusiones, si no, los hombres renunciarían pronto a la vida y ése sería el final del género humano.
Supongo que solo aquéllos que no hacen nada estan libres cometer errores.
Ser mujer es una tarea terriblemente difícil, porque consiste principalmente en tratar con hombres.
Es imposible transmitir la impresión que la vida produce en una época determinada de la propia existencia; lo que constituye su verdad, su significado, su sutil y penetrante esencia. Es imposible. Vivimos como soñamos... solos.
La conquista de la tierra en su mayor parte no consiste más que en arrebatársela a aquellos que tienen una piel distinta o la nariz ligeramente más achatada que nosotros.
¿Principios? Los principios no son suficientes. Son solo vestidos, trapos que vuelan a la primera sacudida.
Aullaban, saltaban, giraban, hacían muecas horribles; pero lo que en verdad estremecía al pensamiento era la idea de que poseían una humanidad, idéntica a la propia, la idea del remoto parentesco con su salvajismo.
La corriente fluye y refluye en su constante servicio, colmada de la memoria de hombres y de barcos que han regresado al reposo del hogar o partido hacia las batallas del océano.
Creí que era una aventura y en realidad era la vida.
Los hombres que vienen aquí no deberían tener entrañas.
Toda pasión se ha perdido ahora. El mundo es mediocre, débil, sin fuerza. Y la locura y la desesperación son una fuerza. Y la fuerza es un crimen a los ojos de los necios, los débiles y los tontos.
Tal vez la vida es sólo eso... Un sueño y un temor.
Arrancarme de la lectura, les dijo, fue como separarme del refugio de una vieja y sólida amistad.
Vivimos igual que soñamos: solos.
Las palabras, como es bien sabido, son los grandes enemigos de la realidad.
La vida es una bufonada: esa disposición misteriosa de implacable lógica para un objetivo vano. Lo más que se puede esperar de ella es un cierto conocimiento de uno mismo, que llega demasiado tarde, y una cosecha de remordimientos inextinguibles.
Hablamos con indignación o entusiasmo; hablamos de opresión, de crueldad, de crimen, de devoción, de sacrificio, de virtud y nada sabemos de lo que hay realmente tras estas palabras. Nadie sabe lo que significa el sufrimiento o el sacrificio, excepto quizá las víctimas de la misteriosa intención de esas ilusiones.
La narración de un sueño no puede transmitir - esa idea de verse atrapado en lo inconcebible que es la esencia misma de los sueños...
Una caricatura es poner la cara de una broma en el cuerpo de una verdad.
La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad.
La fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de los otros.
El viejo río fluía a la caída del día en todo su cauce, después de siglos de servicios prestados a la raza que poblaba sus márgenes, en la tranquila dignidad de un curso de agua que lleva a los confines de la Tierra.
Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!.
La mente de un hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, el pasado y el futuro.
Un ancla encepada es peor que la más falaz de las falsas esperanzas que jamás embaucaran a los hombres o a las naciones dándoles sensación de seguridad.
Nunca la mujer es la completamente engañada.
Toda idealización empobrece la vida. Embellecerla es quitarle su carácter de complejidad, es destruirla.
Hay un aire de muerte, una idea de la mortalidad en la mentira que es de forma precisa lo que más odio y detesto en el mundo, lo que más me gustaría olvidar.
El artista apela a nuestra capacidad para el deleite, para la admiración; a nuestra intuición del misterio que rodea la vida; a nuestro sentido de piedad, belleza y dolor; a la latente sensación de hermandad con todo lo creado, y a la sutil pero invencible fe en la solidaridad que une la soledad de innumerables corazones, y enlaza estrechamente a toda la humanidad.
No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.
Un hombre es un trabajador. Si él no es eso, no es nada.
No me gusta trabajar, pero me gusta que en el trabajo tienes la oportunidad de encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad, para ti mismo, no para otros, que ningún otro hombre puede conocer.