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No he sentido jamás la necesidad de un triunfo, la necesidad de tener una carrera, la necesidad de ser reconocido, la necesidad de ser aplaudido, no lo he sentido jamás en mi vida. No he hecho en cada momento nada más que lo que tenía que hacer y las consecuencias han sido éstas, podrían haber sido otras.
José Saramago
Para Dios el tiempo es todo uno.
Señor cura, dios es un elefante.
Buena verdad es que ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe.
Se llega más fácilmente a Marte que a nuestro propio semejante.
Tienen razón los escépticos cuando afirman que la historia de la humanidad es una interminable sucesión de ocasiones perdidas.
Ser comunista, socialista, o tener cualquier otra ideología es una cuestión hormonal.
El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas. A veces les salen alacranes o escolopendras, pero no es imposible que, al menos una vez, aparezca un elefante.
La dura experiencia de la vida nos ha demostrado que no es aconsejable confiar demasiado en la naturaleza humana, en general.
Cuanto más te disfraces más te parecerás a ti mismo.
El tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo, el tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime.
El centro comercial es la nueva catedral de la sociedad actual.
Tener que pagar por los propios sueños debe de ser la peor de las desesperaciones.
Como ya deberíamos saber, la representación más exacta, más precisa, del alma humana es el laberinto. En ella todo es posible.
El día en que sea posible construir sobre el amor no ha llegado todavía...
Nunca no es lo contrario de tarde, lo contrario de tarde es demasiado tarde.
Sin muerte no hay resurrección, y sin resurrección no hay iglesia.
El miedo ciega.
Todos sabemos que cada día que nace es el primero para unos y será el último para otros, y que, para la mayoría, es sólo un día más.
Los análisis y las consideraciones no alteran ni un milímetro esta realidad.
Dios quiso lo que hizo e hizo lo que quiso.
Hay que tener mucho cuidado con lo que se cree saber, porque por detrás se oculta una cadena interminable de incógnitas.
Regreso a la filosofía no en el sentido absurdo de que ahora nos vamos a convertir todos en filósofos, pero apuntar la idea de que si el hombre es un ser pensante, pues entonces que piense.
Vivimos observando sombras que se mueven y creemos que eso es la realidad.
La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad.
Siempre acabamos llegando a donde nos esperan.
Sabríamos mucho más de las complejidades de la vida si nos aplicásemos a estudiar con ahínco sus contradicciones en vez de perder tanto tiempo con las identidades y las coherencias, que ésas tienen la obligación de explicarse por sí mismas.
Una de las formas secundarias de la ceguera de espíritu es precisamente la estupidez.
Existen dos superpotencias en el mundo; una es Estados Unidos; la otra eres tú
Dios no perdona los pecados que manda cometer.
No hacemos más en la vida que ir buscando el lugar donde quedarnos para siempre.
Las expectativas hacen algo más que anular las sorpresas, embotan las emociones, las banalizan, todo lo que se deseaba o temía ya había sido vivido mientras se deseó o temió.
La única compensación estaba en el amor, no en el amor obligatorio del parentesco, tantas veces un fardo impuesto por las convenciones, sino el amor espontáneo que de sí mismo se alimenta.
Sólo deseo que ese pesimismo me desvíe de las ilusiones fáciles y envolventes, como el amor...
Es curioso que las personas hablen tan ligeramente del futuro, como si lo tuviesen en la mano, como se estuviera en su poder apartarlo o aproximarlo de acuerdo con las conveniencias y necesidades de cada momento.
La fe, bendita sea para siempre jamás, además de apartar las montañas del camino de quienes se benefician de su poder, es capaz de atreverse con las aguas más torrenciales y de ellas salir oreada.
El Bien y el Mal no existen en sí mismos, y cada uno de ellos es sólo la ausencia del otro.
... una mujer nunca lo olvida, no es como los hombres, a los que todo les escurre por la piel.
Ante la muerte, lo que se espera de la naturaleza es que los rencores pierdan su fuerza y su veneno, cierto es que se dice que odio viejo no cansa.
Pero qué triste la gente sin otra finalidad en la vida que la de hacer hijos sin saber por qué ni para qué.