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¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!
José María Pemán
Quiero en mi verso la idea celada entre castidades; que mi sueño, entre verdades, se adivine y no se vea.
El encanto de las rosas es que siendo tan hermosas no conocen que lo son.
Para el que nada ambiciona, todo el mundo está a la mano.
Sus palabras son casi hechos, sus gestos son casi acciones, ¿cabe elocuencia más alta y más perfecta? Como que ésta es la fórmula misma de la elocuencia de Dios, cuyas palabras, según los teólogos, obran lo mismo que dicen.
Dios estaba en un trono.
No hay virtud más eminente que el hacer sencillamente lo que tenernos que hacer.
A una madre se la quiere siempre con igual cariño y a cualquier edad se es niño cuando una madre se muere.
Que a la gloria, aun siendo gloria por Cristo, le tengo miedo.
La guerra, con su luz de fusilería, nos ha abierto los ojos a todos: la idea de turno o juego político ha sido sustituida para siempre por la idea de exterminio o expulsión.
La gran lección de España fue quedarse sentada sobre las piedras y las tumbas y estarse allí a solas con Dios.
Y es que Andalucía.
Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino.
A una madre se la quiere.
Las grandes resoluciones, para su mejor acierto, hay que tomarlas al paso y hay que cumplirlas al vuelo.