Imágenes
El anciano es el aristócrata de la vejez.
José Luis Coll
Lo bueno que tiene morirse es que no hay que madrugar.
En un mundo distinto todo seria diferente.
Conceder el perdón es el más alto grado de vanidad o de miedo.
Mi padre era un hombre muy humilde. Jamás quiso reconocer que era mi padre.
Cada quien es como es, y ya bastante desgracia tiene.
Un país habrá llegado al máximo de su civismo cuando en él se puedan celebrar los partidos de fútbol sin árbitros.
Lo malo de discutir con los imbéciles es que tienes que ponerte a su altura para que te entiendan; y ahí es donde estás perdido, porque ellos saben hacer el imbécil mucho mejor que tú.
Cualquier tipo de maldad es el trueno; la ingratitud es el rayo. El trueno asusta, pero el rayo mata.
La tragedia de la vejez no consiste en ser viejo, sino en que aún se es joven.
Si es un verdadero amigo, no habrá que perdonarle jamás nada.
Tremendo contraste entre el crepitar del cuerpo en su comienzo y la paz de las cenizas.
Soy uno de los pocos mortales que disfruta del matrimonio hasta tal extremo que, de repetir, jamás lo haría por si acaso.